Armado con la misión de encender la innovación y la creación de empleo, este movimiento grita «nosotros también somos guays» frente a las estrategias tradicionales de desarrollo económico. Con los brazos abiertos a cualquier latinoamericano con un sueño y un kit de herramientas digitales, Guadalajara no sólo habla, sino que hace lo que dice.
Al inyectar fondos y recursos en manos de animadores, jugadores y gurús de la realidad virtual, la ciudad está apostando fuerte por la economía creativa para engrosar sus estadísticas económicas.
¿Y por qué no? Dado que los creativos son supuestamente responsables de la friolera del 7% del PIB de México, ya es hora de que alguien reconozca el poder de los que empujan píxeles y lanzan códigos para impulsar el crecimiento económico.
Me recuerda a los encomiables esfuerzos parisinos de Xavier Niels con Station F, cuyo impacto mensurable aún no se ha presentado, y que requiere al menos una década para mostrar realmente resultados duraderos.
Dejando a un lado el cinismo, el movimiento de Guadalajara es calculado. La ciudad, que desde 2017 es la favorita de la UNESCO para las artes digitales, está aprovechando Creativa GDL para posicionarse como el centro creativo de América Latina.
Y con una generosa oferta de dinero, tutoría y formación, está claro que juegan para ganar.
Pero seamos realistas: aunque la iniciativa es encomiable, sólo el tiempo dirá si esta inversión convierte a Guadalajara en una potencia creativa o si no es más que otro caso de tirar el dinero por una causa de moda.
Más información sobre el programa en el sitio web oficial.