Luciana Reznik (Cedalio) y por qué no necesitas entender la blockchain para beneficiarte de ella

Luciana Reznik pasó más de 10 años construyendo una empresa. Logró venderla con éxito y, cuando todo indicaba que podía relajarse, decidió volver a arriesgarse creando otra. ¿Su explicación? Nada la llena más de propósito que emprender. 

Reznik fue cofundadora y CEO de Wolox, empresa de soluciones digitales, con la que se posicionó como una de las referentes del mundo tech en Argentina. En 2021 Accenture la compró y Reznik pasó, por primera vez en su vida, a trabajar en una corporación. 

Lo hizo con el cargo de líder del negocio para la costa oeste de EEUU, atendiendo a clientes de la talla de Salesforce, Google o Amazon. Todo un desafío para una mujer latina y joven como ella. 

Pero luego de unos meses, y aunque la seguridad de la corporación era tentadora, se dio cuenta de que era hora de armar un nuevo proyecto. 

En ese momento nació Cedalio, su nueva compañía, una plataforma para que los desarrolladores puedan trabajar más fácilmente en la blockchain. Sus socios en esta misión son Nicolás Magni y Guido Marucci, con quienes también había emprendido en Wolox. 

Juntos empezaron el proyecto gracias a una inversión inicial de casi US$1 millón que vino de la mano de ángeles como los CEOs de Vercel, Decentraland y de OpenZeppelin y de exsocios de Wolox. Ella desde San Francisco y sus socios desde Argentina se plantean el desafío de llevar adelante una compañía remote first en una de las industrias más innovadoras. 


¿Cómo fueron los últimos años para ti? Pasar de Wolox a Accenture y ahora volver a emprender.

Con mucho cambio personal. Fueron años de muchísima paciencia, crecimiento, mutación. En Accenture tuve un aprendizaje muy interesante de lo que es corporate America en EEUU y súper agradecida de la oportunidad, que no es fácil para una mujer latinoamericana de mi edad. De repente se me abrieron espacios sobre todo mentales, porque cuando uno emprende la energía está bastante más captada en un proyecto personal que cuando uno trabaja para un tercero. Así que también fue un momento de mucha conexión conmigo misma. No es fácil el día después de vender una compañía que marca la identidad y la vida de uno. Después de un buen proceso, entendí que yo tenía que volver a emprender, que es lo que me gusta hacer.

Me imagino que ahora se empieza desde otro lugar, pero debe haber cosas que no cambian. ¿Qué fue lo que te motivó a empezar? 

Sí, una empieza desde otro lugar, pero a la vez hay un montón de cosas que son lo mismo. El mundo es otro, el tipo de industria en la que estamos emprendiendo es otra y creo que esa inseguridad y esas mariposas de la panza de empezar algo nuevo están igual. Quizás uno las sabe manejar mejor o sabe qué hacer con eso para poder estar más fuerte. Pero fuera de, el proceso para mí empezó por elegir con quién quería emprender.

¿Incluso antes de tener la idea? 

Sí. Yo había estado casi cuatro meses investigando sobre todos los temas que me interesaban. Me puse como objetivo profundizar en distintas industrias para poder tener un panorama de qué estaba sucediendo en el mundo y dónde estaban las mayores oportunidades. Después de eso vino la búsqueda de los socios y para mí la idea final surge de la combinación de las dos. Todos pusimos en la mesa nuestros intereses y llegamos a un punto de consenso. 

¿Cuáles eran las opciones?

Una era climate change, y otra era biotech. La tecnología está avanzando un montón y eso permite un montón de soluciones novedosas a problemas muy humanos. Y el tercer espacio, que es donde finalmente estamos emprendiendo, es todo lo que es crypto o blockchain, una industria todavía en pañales, pero con un potencial enorme. Al estar tan nueva hay todo por hacer, sobre todo en lo que estamos emprendiendo que es developer tools, darle las herramientas a los programadores para que puedan, de manera fácil, construir los productos que van a generar la innovación en el espacio.

¿Quiénes son sus clientes?

Tenemos que separar nuestros usuarios y nuestros clientes. En este tipo de empresas tu usuario es el developer. Tenés que lograr que el developer te ame, te quiera usar y haga marketing por vos porque le solucionas la vida de manera tal que no se imaginan trabajando en ninguna empresa si no tienen esta herramienta. Pero después el cliente final, quién paga y a quien estás solucionando un problema de negocio real, es la compañía para la cual los developers están trabajando. Lo bueno es que los developers tienen muchísimo poder a la hora de informar y decidir las herramientas que usan para trabajar. Entonces si ya los developers te están usando, la compañía te compra.

 

Screenshot de la web de Cedalio.


Esas compañías, ¿de qué industria o de qué tipo son?

Apuntamos a cualquier tipo de compañía que esté utilizando blockchain como tecnología. Eso quiere decir que pueden ser empresas crypto-native, es decir, descentralizadas de raíz. O puede ser empresas web 2.5, que por ahí vienen de un mundo más tradicional y nosotros vamos a incorporar un elemento de blockchain dentro de un modelo de negocio ya existente. Y después hay compañías que ya nacieron en lo que es el mundo web3 que pueden ser desde metaversos hasta plataformas descentralizadas para seguridad informática. Todas ellas tienen una necesidad de almacenamiento de información sobre la blockchain o de manera descentralizada y hoy pueden usar Cedalio como una plataforma que les abstrae toda la complejidad de la infraestructura. 

¿La blockchain sigue siendo algo de nicho o eventualmente nos va a impactar a todos?

Yo no creo que todo el mundo necesite saber lo que es la blockchain. De hecho, nosotros estamos trabajando justamente en proporcionar una capa de abstracción para que ni siquiera los developers tengan que entender cómo funciona. Hoy sería absurdo pretender que cualquier persona entienda cómo funciona Internet. Uno usa Google Chrome o su mail y eso no quiere decir que sepas lo que es un protocolo de comunicación de Internet. En ese sentido la blockchain es lo mismo: es una tecnología súper poderosa que no va a ser mainstream hasta que los casos de uso reales tengan valor suficiente para un usuario final y creo que estamos empezando a ver esos casos de uso. Tal vez se hizo mainstream muy rápido por lo que generaron las especulaciones con las criptomonedas, que yo creo que le hicieron más mal que bien el ecosistema, pero si no hubiese pasado eso probablemente todo el resto existiría igual y la mayoría no sabría de qué estamos hablando y está bien. 

¿Es más difícil en este contexto salir a levantar capital?

Sin duda. Lo que vivimos en los últimos dos años fue una ilusión que ojalá ahora se capitalice en agregar valor real sobre todo en nuestra región. Ahora está más difícil que los últimos dos años. Los inversores están más exigentes y van a recibir capital los equipos buenos, que estén demostrando que agregan valor real, porque el dinero está. Quizá no está para cualquier tipo de proyecto en cualquier estadio, hoy es más racional la decisión de inversión de los inversores, pero tengo confianza que no debería ser un problema. 

¿Es mejor crecer lento pero seguro en este contexto?

Nosotros estamos haciendo un producto de altísima innovación. La palabra “seguro” en lo que estamos haciendo no existe. Sabemos que hay una inversión importante que hay que hacer en investigación y desarrollo. Estamos creando tecnologías que no existen. De todos modos, la mejor forma de crecer es con clientes que ponen su billetera y de ese modo demuestran que hay valor real en lo que se está construyendo. Lo vamos a hacer desde el día cero. Siempre fuimos así, lo mismo hicimos en Wolox y ahora más que nunca el contexto acompaña lo que para nosotros es obvio: que el crecimiento más sano y el que mejor le hace a la compañía es aquel que va de la mano de sus clientes, resolviendo problemas reales y agregando valor real.

 

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