Musk alega que la empresa de IA se ha desviado de su misión altruista original, centrándose en cambio en fines lucrativos, especialmente a través de su asociación con Microsoft.
Este movimiento, según Musk, ha convertido a OpenAI en una entidad de código cerrado, apartándose de su compromiso de desarrollar tecnología de código abierto que beneficie a toda la humanidad.
La demanda, presentada en San Francisco, señala la reestructuración del consejo y la dirección de OpenAI como prueba de su alejamiento de los objetivos fundacionales. Musk critica a la junta reestructurada por carecer de la experiencia técnica y ética en gobernanza de la IA de sus predecesores, sugiriendo que los nuevos miembros están más alineados con los modelos orientados al beneficio y la visión de Altman.
Esta batalla legal de alto riesgo subraya la tensión entre el potencial de la tecnología de inteligencia artificial y los modelos de gobernanza que guían su desarrollo.
Con la valoración de OpenAI en el punto de mira, y la inversión de Microsoft bajo escrutinio, el resultado de este pleito podría influir significativamente en la futura dirección de la tecnología de IA y su aplicación.