En los últimos años, la inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una herramienta real que ya está transformando campos como la medicina, la agricultura y la biotecnología.
En el panorama científico, donde la carrera por la innovación tecnológica se libra principalmente entre potencias económicas globales, surge desde Latinoamérica una historia que busca destacar el talento y las capacidades disponibles en la región. Se trata de la startup Fastfold, que emerge como un caso excepcional en la región: una plataforma que utiliza IA para acelerar el descubrimiento científico y democratizar la investigación en biología molecular.
Fundada por Julio Castellanos y Esteban Maya, esta compañía está redefiniendo cómo se aborda la ingeniería de proteínas, un campo crítico para el desarrollo de fármacos, cultivos resilientes y terapias innovadoras. Lo más destacable es que lo están haciendo desde una región que, históricamente, ha enfrentado barreras económicas y tecnológicas para competir en la ciencia global.
En entrevista con Contxto, Esteban Maya, CTO de la compañía, explica su filosofía de desarrollo: «Hemos construido desde cero, hasta un producto funcional y lanzado en el mercado con dinero propio de los founders (Bootstrap), y algunos créditos de proveedores de nube». Este enfoque bootstrap demuestra que es posible crear tecnología de clase mundial incluso con recursos limitados.
Además de iniciar con poco capital, Fastfold ha logrado superar obstáculos específicos de desarrollar tecnología de punta en la región, tal y como explica su CEO, Julio Castellanos: «Uno de los principales desafíos en América Latina es el acceso limitado a computación acelerada, debido al alto costo de GPUs como las de Nvidia y a los elevados precios de la nube a gran escala».
Si bien existen créditos para startups, se suele dar prioridad a empresas de EE. UU., dejando a las de la región con acceso restringido.
Por otro lado, Castellanos cometa que “el ecosistema aún no está bien articulado para adoptar soluciones de IA con enfoque científico. La mayoría de las iniciativas se centran en aplicaciones comerciales, mientras que la investigación y publicación científica —que es nuestro enfoque— recibe poco apoyo institucional”.
Sin embargo, esta realidad no ha sido impedimento para el equipo, que ha adoptado un enfoque ingenioso para sortear estas limitaciones.
Precisión atómica y velocidad revolucionaria
La plataforma de Fastfold está logrando lo que muchos consideraban imposible: igualar la precisión de los métodos tradicionales de investigación proteica. Como detalla Castellanos: «Fastfold ofrece computación y modelos optimizados como AlphaFold que no solo mantienen una precisión comparable a la de métodos experimentales como la cristalografía de rayos X, sino que también mejoras drásticas en velocidad y costo».
AlphaFold, por ejemplo, demostró un rendimiento sin precedentes en la competencia internacional CASP14 (Critical Assessment of Protein Structure Prediction), que evalúa la precisión en la predicción de estructuras proteicas.
“La métrica principal utilizada por CASP es el Global Distance Test (GDT), que va de 0 a 100. De forma sencilla, puede entenderse como el porcentaje de residuos de aminoácidos cuya posición predicha cae dentro de un umbral de distancia respecto a la posición real”, explica Julio Castellanos. “En CASP14, AlphaFold alcanzó un puntaje medio de 92.4 GDT en todos los objetivos, con un error promedio (RMSD) de aproximadamente 1.6 Ångstroms, es decir, comparable al ancho de un átomo. Incluso en los casos más desafiantes de modelado libre, obtuvo un puntaje medio de 87.0 GDT, superando ampliamente a otros métodos”, explica Julio Castellanos.
Un proyecto de soberanía tecnológica
Para los fundadores de Fastfold, su iniciativa trasciende el ámbito comercial. Esteban Maya expresa que «la inteligencia artificial representa una oportunidad única para América Latina de avanzar hacia una verdadera soberanía tecnológica, permitiendo que la región no solo consuma tecnología, sino que también la desarrolle y la exporte».
Esta filosofía se materializa en aplicaciones concretas que podrían transformar sectores clave de la economía regional. En el campo de la salud, la plataforma podría acelerar el desarrollo de vacunas y medicamentos. Para la agricultura, ofrece herramientas para optimizar cultivos resistentes al cambio climático. Y en educación, democratiza el acceso a herramientas de investigación avanzada.
Sobre los planes futuros, Maya comparte una estrategia medida: «Queremos realizar algunas alianzas clave, publicar algunos papers y tener algo de revenue, de esta manera demostraremos que con un equipo pequeño y sin requerir grandes sumas de capital, podemos lograr mucho».
Esta aproximación refleja una comprensión profunda del ecosistema de inversión regional, que como señala Maya, necesita evolucionar: «El capital de riesgo se debe enfocar en productos deeptech, climatech, biotech y HealthTech, que son los sectores que necesitan grandes capitales para iniciar sus proyectos y validarse».
Un nuevo paradigma para la ciencia regional
Fastfold representa más que un éxito empresarial; es un modelo de cómo Latinoamérica puede superar limitaciones estructurales para competir en la ciencia global. Como resume Castellanos: «Nuestro enfoque está en hacer ciencia de impacto global, pero accesible, adaptada a un mercado que todavía está en proceso de consolidación para soportar innovación profunda».
En un mundo donde la biotecnología será clave para resolver los grandes desafíos de la humanidad, iniciativas como Fastfold posicionan a Latinoamérica como un actor relevante en esta revolución científica. Su historia demuestra que con talento, visión y perseverancia, la región puede no solo participar, sino liderar en la frontera del conocimiento.