A lo largo de 2023, El Salvador se convirtió en un imán para las personas de habla inglesa que buscaban refugio de lo que percibían como regímenes opresivos en sus países de origen. Anunciaron la nación como un nuevo paraíso de libertad, atribuyéndolo en gran medida a la iniciativa Bitcoin del presidente Nayib Bukele y a la libertad percibida que conlleva. Sin embargo, bajo la superficie de estas afirmaciones se esconde un polémico debate sobre la naturaleza de la libertad en el país, el impacto de Bitcoin y las consecuencias de lo que algunos denominan “criptocolonialismo”
William Stebbins, en un artículo para Bitcoin Magazine, personifica la retórica entusiasta, alabando a El Salvador como un “incipiente santuario de libertad” gracias a Bitcoin. Sostiene que la criptomoneda ofrece una salida revolucionaria a una historia empañada por la corrupción y la pobreza. Sin embargo, la narrativa que Stebbins y otros promueven es recibida con escepticismo por muchos lugareños, que han rechazado en gran medida los esfuerzos criptográficos de Bukele. Esta desconexión plantea interrogantes sobre a qué libertad y prosperidad sirven realmente estas iniciativas.
Los nuevos residentes, a menudo personas influyentes o jubilados, documentan sus vidas en las redes sociales, mostrando las pintorescas playas y la cocina local, al tiempo que celebran las libertades que ofrecen Bitcoin y la administración de Bukele. Sin embargo, este retrato a menudo pasa por alto las estrictas y a veces autoritarias medidas empleadas por el gobierno, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Su narrativa de libertad desenfrenada contrasta fuertemente con las experiencias de muchos salvadoreños, especialmente bajo el Estado de Excepción, en el que se han producido abusos generalizados de los derechos humanos.
En un intento de atraer más inversiones y residentes extranjeros, el gobierno salvadoreño introdujo el “Pasaporte de la Libertad”, una vía rápida hacia la ciudadanía para personas adineradas dispuestas a invertir una suma considerable en el país. Aunque esto pueda parecer una oportunidad para algunos, subraya las desigualdades y tensiones inherentes a la nueva identidad de la nación como criptoparaíso. La afluencia de capital y personas extranjeras está transformando rápidamente las comunidades, a menudo en detrimento de los residentes locales, que se encuentran desplazados o marginados.
La compleja situación de El Salvador refleja debates globales más amplios sobre las monedas digitales, la soberanía nacional y los derechos de los individuos frente al Estado. A medida que más personas de países prósperos se trasladan a El Salvador, atraídas por las narrativas de libertad e innovación financiera, el impacto en las comunidades locales y la verdadera naturaleza de la libertad en el país siguen revelándose. Mientras que algunos pueden encontrar una forma de libertad en la postura criptoamigable de la nación, las implicaciones más amplias para la sociedad y la gobernanza salvadoreñas aún se están escribiendo, revelando una historia polifacética y a menudo polémica del colonialismo moderno y la búsqueda de la libertad.
What a week living off Bitcoin in El Salvador at the @swan house looks like 🌋⚡️🇸🇻
Hint: we loved it so much we’re moving there 🙌
“This is the land of mana, of freedom, everything in freedom is here. Freedom in money, freedom in medicine, freedom in the internet. This is… pic.twitter.com/GKqawdHCzj
— Shannen Michaela (@ShannenPill) November 30, 2023
Con información de El Salvador Perspectivas