Casai nació en 2019. Fue creación de Nico Barawid y María del Carmen Herrerías, quienes desde el inicio soñaban con llevar a esta proptech mexicana al estatus de unicornio, a una valoración superior a los USD$1,000 millones de dólares.
El arranque parecía prometedor.
Su modelo de negocio, similar al de Airbnb, resultó tan atractivo para los fondos de venture capital que desde etapa temprana depositaron grandes cantidades de capital de riesgo.
La startup mexicana de estancias cortas de lujo tenía entre sus inversionistas a Andreessen Horowitz (mejor conocida como a16z), Monashees, DST Global, Kaszek, el fondo para startups de Google, y como inversionistas ángeles a Carlos García Otatti y Roger Laughlin, cofundadores del unicornio de autos seminuevos Kavak (una startup que ameritará, también, una revisión de su situación actual por parte de Contxto más adelante).
A los pocos meses de lanzar su piloto, Casai recibió una inversión semilla por USD$5 millones de los fondos Kaszek Ventures y Monashees Capital, uno de los primeros fondos en invertir en Rappi.
La cantidad de dinero captada por Casai era superior a la mediana de inversión de una ronda semilla en Latinoamérica en 2019, que era de USD$1 millón, de acuerdo con un estudio de Endeavor y Glisco Partners.
Barawid, su CEO, quería replicar una startup unicornio de Silicon Valley, se lo decía a sus primeros empleados y lo expresaba en entrevistas con medios de comunicación.
“Nuestra meta es posicionarnos como una empresa líder en Latinoamérica en esta nueva categoría dentro de la industria del hospedaje y que, junto a otras empresas de origen latino como Nubank y Kavak, proclamarnos como otro de los unicornios que se desarrollaron en esta región y el primer unicornio mexicano en el mercado de la hospitalidad”, detalló Barawid en una entrevista para el diario El Financiero a principios de 2022.
Sin embargo, ese sueño se esfumó a finales de mayo cuando, tras cuatro años de operación, la startup de renta de estancias cortas de lujo cerró operaciones definitivamente en México, el mercado en el que se había enfocado después de cerrar Brasil en enero de 2023.
Casai fue víctima, como otras startups –entre ellas la colombiana Muni y la mexicana Perfekto–, de la sequía del venture capital en el mundo. Desde 2022 comenzaron a quedarse sin capital para continuar sosteniendo su crecimiento acelerado. Lo intentaron todo: recortar presupuesto (y personal), fusionarse con la brasileña Nomah y cerrar en Brasil para conservar la operación en México, pero no lograron sobrevivir.
¿Cuáles fueron las causas internas del cierre de Casai?
- Descontrol del cashflow. Desde el inicio de operaciones, ex empleados reportan poco control del capital en efectivo.
- Informalidad en la operación. Relacionado con lo anterior, desde permisos de suelo, contratación de empleados, los ex Casai consideran que la startup no era totalmente formal.
- No saber pivotar. Casai debió pivotar su modelo de negocio para continuar en el mercado. Su estrategia fue sumar fusiones y adquisiciones para simular que seguían creciendo.
Todo esto se fundamenta en testimonios que provienen del interior de la cesada startup.
Un ex empleado que estuvo en el equipo directivo, en el área operativa, refiere que en 2019, desde que Casai recibió su primera ronda de inversión, el equipo fundador no supo administrar el dinero y quemaron capital en sus primeros años de operación de un modo que no necesariamente podría considerarse estratégico.
El ex empleado, que ha trabajado como directivo en grandes tecnológicas y que prefirió no ser nombrado, dijo que Casai llevaba su operación de manera muy informal.
Lo anterior puede sonar familiar para muchas startups que nacieron de manera orgánica, pero sin haber pasado por una experiencia previa de emprendimientos extranjeros. (Por ejemplo, los emprendedores digitales que nacieron de haber trabajado para proyectos de Rocket Internet.) Pero no necesariamente es algo que indique estabilidad.
Entre las irregularidades se encontraba que los empleados no estaban debidamente contratados, los edificios no tenían en regla los permisos de uso de suelo (este problema persistió hasta 2022, de acuerdo con un ex empleado con conocimiento del área) y muchos gastos se manejaban en efectivo, lo que dificultaba llevar un control preciso del capital del que disponían.
“Había un tema de mala gestión y un descontrol interno”, revela la fuente, quien añade que también había “malos manejos con los presupuestos de las decoraciones de los departamentos”.
Incluso, refiere el ejecutivo, Barawid ocupaba recursos de los venture capital para sus gastos personales y no escatimaba en gastos para los constantes festejos con empleados de la compañía cada vez que alcanzaban un hito.
Al menos tres personas confirmaron el derroche de dinero. Una de ellas declaró que Barawid contrató una agencia de comunicación en EUA que cobraba grandes sumas de dinero por posicionar a Casai en los medios de comunicación en dicho país.
Crecimiento insostenible
El objetivo de Casai, durante su primer año fue crecer a toda costa. De acuerdo con la fuente citada, buscaban mostrar crecimiento frente a los inversionistas para captar una ronda Serie A lo más pronto posible y continuar con el negocio.
Para 2020 Casai ya contaba con 200 ubicaciones lo que incentivó a la firma a16z a liderar su Serie A por USD$48 millones en noviembre de 2020. Esta fue una ronda histórica para un emprendimiento de hospitalidad en la región, lo que le permitió llegar a Brasil. Además fue una ronda que rebasaba por mucho el promedio de inversión en esa etapa, que era de USD$9 millones, según el estudio citado de Endeavor y Glisco Partners.
Maricarmen Herrerías resaltó en una entrevista con Bloomberg Línea que Casai era una de las pocas startups cofundadas por una mujer que captaba tal cantidad de fondos.
En total, Casai ya había captado USD$53 millones, en aquel 2020, un año donde la inversión de venture capital comenzó a dispararse en América Latina, lo que llevó a startups mexicanas a obtener valoraciones superiores a los USD$1,000 millones. Kavak fue la primera startup mexicana que obtuvo el título de unicornio en octubre de 2020.
Después de que en 2021 Bitso, Clip, Konfío, Merama y Clara también alcanzaran el estatus de unicornio, el camino parecía favorecedor para que Casai también lograra la hazaña.
Ese mismo año, Casai adquirió dos startups brasileñas para acelerar su crecimiento en Brasil: Q Apartments, para aprovechar la demanda de alquiler corporativo de corto plazo y Roomin, con la que se hizo de 100 departamentos en ciudades brasileñas estratégicas. El objetivo de Casai era duplicar su cartera en pocos meses.
En agosto de 2021 la startup de hospitalidad empezó a buscar su ronda Serie B, aunque Nico Barawid negó estar buscando capital en una entrevista con Bloomberg Línea el año pasado. Ex empleados mostraron conversaciones internas donde hablaban de la preparación del deck para los inversionistas. La meta era USD$70 millones, pero no lograron recabar el capital.
A cambio, en abril de 2022 intentaron conseguir una extensión de su Serie A, pero tampoco lo lograron, lo que empezó a poner a la empresa en aprietos de dinero.
Sobre todo porque ese mismo mes Casai adquirió Loopkey, otra brasileña, quedándose con menos efectivo.
En Latinoamérica sólo el 39.8% de las startups que han obtenido una Serie A pasan a una Serie B y Casai fue una de esas que no pudo dar el salto.
El contexto no favoreció pues los family offices y fondos de venture capital se volvieron cautelosos con Casai después de que Sonder, una startup americana con modelo de negocio similar, informara de un rendimiento deficiente y despidiera personal debido al entorno desfavorable de las tecnológicas.
Sonder llegó a México en 2020 con sólo 16 departamentos; fue la competencia más directa que enfrentaba Casai, incluso más que Airbnb, pues su oferta era de alojamientos de lujo con tecnología integrada.
Sin más capital de riesgo, Casai comenzó a quedarse sin efectivo, y en julio de 2022 la proptech despidió a decenas de empleados: 60 en Brasil y 20 en México.
Según los afectados, las liquidaciones en ambos países fueron ilegales. En México, los abogados de Casai pedían a los empleados firmar su renuncia y ofrecían el 50% de la liquidación que corresponde por ley, pero diferido a seis meses y “condicionado a un flujo proyectado de rentas”, de acuerdo con documentos mostrados por los ex empleados.
Los problemas financieros de la startup causaban estragos en distintos frentes. Un empleado de a16z dijo a Bloomberg Línea que el fondo había dado 6 meses de runway financiero a Casai, en parte, para pagar las liquidaciones.
Los ex colaboradores de Casai revelaron que el 24 de junio de 2022 Nico Barawid explicó a su equipo en México que estaban atravesando problemas financieros y que una opción era fusionarse con otra proptech dedicada también a las estancias cortas: Nomah, una unidad del unicornio brasileño de venta y renta de propiedades, Loft, que adquirió en 2020 (pero de la cual quería deshacerse en 2022).
En esa misma reunión Barawid sugirió a sus empleados buscar otras opciones de trabajo debido a la situación de Casai.
Desde la opinión de una decena de ex empleados de Casai, la proptech no llevaba una administración financiera adecuada, como se mencionó anteriormente.
Esto orilló a que previo al recorte de personal despidieran a su agencia de comunicación externa y comenzaran a disminuir las prestaciones y a pagar a los proveedores no con depósitos desde la cuenta de la startup (como se acostumbraba), sino con las tarjetas de crédito de la empresa de gestión de gastos empresariales Clara, un unicornio mexicano cofundado por Gerry Giacoman, pareja de Barawid.
La fintech presumió en su cuenta de Twitter en junio de 2022 que Casai estaba impulsando su gestión de gastos a través de la plataforma de Clara para enfocarse en su crecimiento.
El principio del fin para Casai
La fusión con Nomah se hizo efectiva en agosto de 2022. La operación tenía el objetivo de fortalecerse, pero lejos de eso, seguía sin ser rentable, pues la demanda de los departamentos no era suficiente para tener números positivos.
Casai y Nomah anunciaron su acuerdo de fusión definitiva como si se tratara de una buena noticia en el ecosistema emprendedor latino, pero lo que en realidad estaba pasando era que ambas empresas necesitaban unir fuerzas para sobrevivir.
La fusión incluyó un aumento de capital de sus inversionistas: a16z, Loft y Monashees, aunque el monto no fue revelado por un acuerdo de confidencialidad.
El unicornio brasileño Loft, principal accionista de la nueva empresa, dijo en un comunicado que estaban “haciendo espacio para el surgimiento de una empresa capaz de ser sostenible en el nuevo contexto global” en el mercado de alojamiento de lujo de corta estancia.
En una entrevista con Forbes, la empresa fusionada dijo que el dinero de la fusión se utilizaría “para permitir la integración del negocio y expandirse a otras geografías en América Latina”. Pero sus intentos por seguir creciendo y generando demanda no sobrevivieron a más de cuatro meses.
La falta de tracción del negocio fue lo que terminó por disolver a ambas startups. En México, un ex empleado del área de servicio a cliente dijo que la demanda de alojamientos no era suficiente para ser rentable y que los recortes en el presupuesto comenzaron a mermar el mantenimiento de los inmuebles.
La situación escaló y derivó en quejas de los clientes, que eran resueltas con bonificaciones en dinero, lo que generaba más pérdidas que ganancias.
“Los departamentos no estaban en óptimas condiciones tanto de mantenimiento como de limpieza; no había la suficiente capacidad operativa, tenían cuatro personas de mantenimiento trabajando siete días a la semana en turnos inhumanos”, relató la fuente.
El objetivo para el cierre del 2022 era contar con 1,000 propiedades entre México y Brasil, de acuerdo con declaraciones de Maricarmen Herrerías.
La oferta, según otro ex empleado, se distribuía en 14 edificios; 10 en la Ciudad de México, uno en Los Cabos y tres en Tulum, además de algunos departamentos individuales.
Casai pagaba en algunas zonas grandes cantidades de dinero en la renta de los inmuebles y el retorno de inversión no era el esperado debido a la falta de ocupación de los alojamientos, dijo un ex empleado con conocimiento del tema.
Sin más capital de riesgo y con una demanda insuficiente, Casai cerró sus alojamientos en Tulum y Los Cabos, además hizo un segundo recorte de personal en diciembre de 2022 donde salieron personas claves para la empresa, incluyendo la general manager de México.
A inicios de 2023, la proptech mexicana anunció su salida de Brasil, el mercado en el que se estaba enfocando en julio del año pasado. La fusión con Nomah no resultó.
En la página web de Nomah se escribió un aviso que dice en portugués: “Olá! Infelizmente, a Nomah não está operando mais apartamentos no Brasil”.
Casai y Nomah dejaron de pagar a proveedores y arrendadores en enero de 2023; en un comunicado, la empresa fusionada informó que cumpliría los compromisos al término de ese mes.
A partir de ese momento los apartamentos de Casai comenzaron a ofertarse en renta a través de sus competidores en Brasil: Stay Charlie y Tabas.
Hace unas semanas Casai anunció también en su sitio web que cerró definitivamente.
“Nos sentimos muy honrados de haber hospedado a más de 110,000 de ustedes en nuestros departamentos en la Ciudad de México, Tulum, Cabo, São Paulo, Río de Janeiro y Florianópolis. Hemos transferido todos nuestros 2,000 apartamentos a algunos operadores locales increíbles en México y Brasil que continuarán ofreciéndote experiencias increíbles en esas ciudades”, escribió el equipo de Casai a modo de despedida.
Casai fue una promesa para el ecosistema de startups en México, por su crecimiento acelerado y por la confianza que habían adquirido de inversionistas que habían respaldado a grandes startups.
Pero el entorno del venture capital, que comenzó a escasear desde 2022 y la mala administración de su negocio, en la que coinciden ex empleados entrevistados, terminó con el sueño de convertirse en unicornio.
Lecciones (lectura de Contxto)
- Cash burn justificado… o mejor contrólate. Si el gasto excesivo no está encaminado a 1) incrementar o potenciar la propuesta de valor o 2) acaparar mercado a una velocidad que pueda ser alcanzada por el consumo, vale replantearlo.
- Cuentas claras, startups longevas. El aspecto contable como premisa de operación sana y no pretender exceso de riquezas es la base de un negocio sano. Las startups viven de la innovación tecnológica, no de la simulación. (Elizabeth Holmes y Sam Bankman-Fried no nos dejarán mentir.)
- Pivotar es de startups. Replantear una estrategia y parar tácticas inefectivas (u obsoletas) es la condición sine qua non para que una oferta de valor se adapte a las circunstancias y no muera aplastada por ellas. Los cambios y situaciones no previstas a veces son determinantes; pero hasta el fracaso resulta meritorio si se hizo lo imposible, incluso a costa de la idea inicial. No hay que confundir persistencia con necedad.
- Hay vida más allá del venture capital. Si una startup pretende vivir de la bonanza de sus inversionistas, entonces cree en un modelo obsoleto. Es muy 2000s. Antes de pedir más dinero después de rondas pre-semilla, semilla o hasta Serie A (felicidades por llegar tan lejos) hay que facturar de modo consistente. Así, si no hay nueva inversión, se puede vivir de rentas. (En el caso de Casai, literal.)