Sin embargo, el cofundador Victor Jacobsson, aunque ya no forma parte de Klarna, al parecer está en contra de privilegiar a cualquier persona con dichas acciones, lo que pone de manifiesto las tensiones subyacentes entre los fundadores y los principales inversores.
Un portavoz de Siemiatkowski rechazó la idea de que personas concretas obtengan derechos especiales, destacando un movimiento colectivo hacia la eliminación de los privilegios existentes para favorecer un frente unido de accionistas. Este esfuerzo se alinea con la transición de Klarna a una estructura de holding con sede en el Reino Unido, comunicada el pasado noviembre.
La contemplación de un marco accionarial de doble clase no es infrecuente en el sector tecnológico, con empresas como Meta Platforms que lo adoptaron para permitir a fundadores como Mark Zuckerberg mantener el control a pesar de poseer una participación económica minoritaria. Siemiatkowski, que ya ha mostrado su apoyo a este enfoque en el pasado, cree que salvaguarda las ambiciones a largo plazo por encima de las ganancias financieras inmediatas.
Klarna, que en su día fue la startup más valiosa de Europa con una valoración máxima de 45.600 millones de dólares en 2021, ha experimentado un ajuste significativo hasta los 6.700 millones de dólares debido a los cambios del mercado y al sentimiento de los inversores hacia las plataformas de préstamos online. En medio de la planificación de una OPV, la empresa se enfrenta a decisiones estratégicas sobre gobernanza que podrían dar forma a su liderazgo y dirección futuros.