Intel ha anunciado una asociación monumental con el gobierno israelí, al conseguir una subvención de 3.200 millones de dólares para construir una nueva planta de chips de 25.000 millones de dólares en el sur de Israel. En medio de las tensiones regionales y de la competencia mundial en el sector de los semiconductores, la inversión supone un fuerte respaldo al ecosistema tecnológico de Israel y un impulso a la creación de más puestos de trabajo sostenibles y de alta calidad en la región.

La nueva planta, que se inaugurará en 2028, forma parte de la amplia expansión mundial de Intel bajo la dirección de su Consejero Delegado, Pat Gelsinger, que incluye importantes inversiones en Europa y Estados Unidos. Con esta nueva instalación, Intel pretende mejorar su dominio en la fabricación de chips y fomentar la innovación en la tecnología de semiconductores. El apoyo del gobierno israelí no sólo subraya el papel del país como centro de semiconductores, sino que también se alinea con la estrategia de Intel de diversificar y reforzar sus capacidades de fabricación en las principales regiones del mundo.

Se espera que la inversión tenga importantes beneficios económicos y fiscales para Israel, incluida la creación de varios miles de puestos de trabajo y el compromiso de Intel de comprar miles de millones en bienes y servicios a proveedores locales. El proyecto, por el que Intel pagará un tipo del impuesto de sociedades del 7,5% en Israel, forma parte de una iniciativa más amplia para fomentar la inversión en zonas de desarrollo, ofreciendo importantes beneficios a las empresas dispuestas a ampliar sus operaciones en el país.

La presencia de Intel en Israel se remonta a 1974, y el país ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de tecnologías emblemáticas de Intel, como el chip Centrino y los procesadores Core. La nueva instalación, denominada Fab 38, continuará este legado de innovación, aunque no se han revelado detalles concretos sobre la tecnología que se producirá allí.

Mientras los países de todo el mundo compiten por una mayor cuota del mercado de semiconductores, la inversión de Intel en Israel es un testimonio de la destreza tecnológica del país y de su importancia estratégica en el panorama tecnológico mundial. Con la construcción ya en marcha, la planta Fab 38 representa un futuro de innovación continua y crecimiento económico para Israel, consolidando su posición como actor clave en el sector de la alta tecnología.