Contxto – De las cenizas de las bicicletas de Uber Jump en Ciudad de México, surge un fénix de la micromovilidad que inesperada. Bicitekas, una colectivo mexicano de ciclistas, anunció ayer que salvaron 1,500 bicicletas eléctricas que estaban condenadas a ser destruidas.
Fue el Día Mundial Sin Automóviles.
Es raro que la pandemia nos dé un final feliz, pero ni siquiera nosotros lo esperábamos. Hace poco, Contxto realizó un análisis a profundidad sobre el futuro y la posible desaparición de la micromovilidad en América Latina.
En su conclusión, el autor del artículo, Víctor, predijo cinco posibles resultados. Que la micromovilidad en América Latina prosperaría cuando surgiera:
- Transportes más baratos/resistentes.
- Un modelo de suscripción, también conocido como la economía no tan compartida.
- Micromovilidad propiedad del consumidor
- Micromovilidad financiada por el gobierno
- Un futuro sin micromovilidad
Resulta que teníamos razón en muchos aspectos y que estábamos completamente equivocados en otros. ¿Qué sucede cuando mezclas las opciones anteriores?
Pues, Biciteka.
Fracaso de mercado: Uber mató servicio esencial en Ciudad de México
La recesión pandémica se siente cada día más. Por lo tanto, la economía se está volviendo a poner en marcha, lo quieran los expertos o no.
El tráfico de la Ciudad de México regresó al 80 por ciento de donde estaba antes de Covid-19. Esto significa que, si no puedes pagar un automóvil, estarás atrapado en el notoriamente congestionado sistema de transporte público de la metrópoli.
Como era de esperar, la tasa de contagios por Covid en México está volviendo a repuntar.
El gobierno local ha tomado algunas medidas para aliviar la situación. Una de estas fue abrir carriles para bicicletas paralelas a las principales líneas de metro y rutas de autobús para bajar el congestionamiento.
Parece estar funcionando, el uso de bicicletas aumentó un 250 por ciento, comparado con cuando abrieron los carriles hace unas semanas.
Solo hay un problema. La gente necesita una bicicleta. Si no tienes la tuya, puedes alquilar una de las altamente subsidiadas por el gobierno de la ciudad. Pero solo si te mueves por la pequeña área que cubren; una porción que casualmente abarca la mayoría de los vecindarios caros.
Incluso en la vecina, pero menos próspera Azcapotzalco, no había micromovilidad, ni privada, ni gubernamental, ni de otro tipo.
Incluso estas zonas más ricas están escasas de bicicletas. Jump, el servicio de bicicletas eléctricas de Uber, abandonó la capital mexicana en mayo.
Poco después se reveló que el gigante con sede en San Francisco planeaba destruir las bicicletas. Uber lo decidió al tiempo que Jump en EE.UU. se enfrentaba a una escasez crónica de bicicletas.
Obviamente, era mucho más caro enviar el hardware desde México que simplemente destruirlo.
Como dijo Víctor, hay una clara falta de unit economics detrás de las soluciones de micromovilidad de estas megacorporaciones de movilidad.
Bicitekas rescata bicicletas Jump
Fue entonces que Bicitekas se puso en contacto con representantes de Uber y negoció un acuerdo. Luego, según los informes, pagaron un precio simbólico por las bicicletas después de negociar salvarlas de la pena de muerte.
Supuestamente es el único caso a nivel mundial en el que las abandonadas bicicletas de Uber se han salvado, después de que dejaran de considerarlas rentables.
Las bicicletas Jump fueron rebautizadas como Bici Catarinas.
Pero ese no fue el final de la odisea para Bicitekas. El colectivo luego llegó a un acuerdo con las autoridades locales de Azcapotzalco.
Ahora, después de que Bicitekas descubrió un modelo sostenible con el gobierno local, 500 bicicletas eléctricas recorren este vecindario antes desatendido. Lo que sucederá con las otras 1,100 es algo que estoy tratando de averiguar.
Así que esa es la historia. Ni privados, ni individuales, ni gubernamentales, sino servicios de bicicletas propiedad de organizaciones benéficas en una pequeña parte de una ciudad enorme.
¿Es este un modelo escalable? Tengo mis dudas, pero probablemente eso no es lo que preocupa a los habitantes de Azcapotzalco. Menos ahora que tienen sus nuevas Bici Catarinas.
-AG
Traducido por Alejandra Rodríguez