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Hoy nos tomamos nuestro Morning Coffee con Sam García, asociado senior en Amplo, un fondo de capital de riesgo
Contxto – Se estima que 42 millones de mexicanos no tienen servicios bancarios y que millones están “sub-bancarizados”, es decir que tienen un banco pero que no ofrece servicios móviles o que, simplemente están inconformes con su situación bancaria actual.
Eso ha creado una gran oprotunidad de mercado para fintechs en todo el mundo.
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El 9 de marzo del 2018, se publicó la ley fintech de México y poco después hubo una explosión de fintechs compitiendo por el mercado mexicano.
Actualmente, hay una larga lista de challenger banks y neobancos que intentan quedarse con ese mercado: Fondeadora, Albo, Klar, Nelo, Oyster Financial, Flink, Cuenca, Hey Banco, Broxel, Stori, Evvo, Mibo, Vexi y muchos otros.
Además de las fintechs mexicanas que se están formando rápidamente, jugadores internacionales como Nubank, Revolut, N26 y Ualá están buscando formas de ingresar al mercado en México.
Sin embargo, a medida que todas estas fintechs compiten por el primer puesto, se están enfrentando a un obstáculo en común: el gobierno mexicano.
La misma ley que creó el espacio en el que se encuentran, la Ley Fintech mexicana, es también uno de sus mayores impedimentos para un rápido crecimiento.
La mayoría de las fintechs mencionadas se clasificarían como una institución de dinero electrónico por los servicios de billetera que brindan y porque no pueden operar sin ser una entidad con licencia (menos las instituciones viejas que fueron exentas).
Esto significa que ahora están sujetas a las normas AML (prevención de lavado de dinero) y deben recibir autorización de la Comisión Nacional de Banca y Valores para ofrecer sus servicios.
Una de las mayores limitaciones de las instituciones de dinero electrónico en México es que no pueden pagar intereses sobre el dinero depositado en sus cuentas. Esta es una limitación importante porque ofrecer tasas de interés atractivas es, idealmente, la forma en que las instituciones financieras atraen a los consumidores.
La incapacidad de pagar intereses sobre sus depósitos también pone a las fintechs en una ligera desventaja frente a los bancos tradicionales contra los que compiten.
Otro gran obstáculo es que las empresas fintech no pueden aceptar depósitos tradicionales, lo que significa que tienen que depender de los bancos que ya están operando.
No importa el tamaño de la institución involucrada (desde Nubank hasta la startup de billetera digital más reciente), estas reglas deben seguirse o los reguladores te tendrán en la mira.
Un rayo de luz entre nubes negras
Curiosamente, aunque estas regulaciones son limitantes, están permitiendo que las fintech tengan un campo de juego un poco más nivelado.
Por ejemplo, Nubank y Revolut tienen una increíble cantidad de dinero a la mano y si tuvieran una vía clara para pagar los intereses de los depósitos hechos con ellos y para llevar a cabo campañas de publicidad normales, podrían hacerlo durante bastante tiempo y con pérdidas solo para ganar cuota de mercado.
Esto anularía toda nueva competencia de forma efectiva.
Como no pueden proporcionar intereses sobre sus depósitos, se ven obligadas a utilizar las mismas vías de comercialización disponibles para otras fintechs en el entorno.
Como la Ley Fintech de México es relativamente nueva, todavía hay muchos detalles sobre su aplicación y sobre cómo se configurará que siguen sin resolverse. Uno de los principales factores que pueden entrar en juego para que el gobierno mexicano sea más indulgente con los jugadores fintech es la actual crisis de coronavirus.
Las fintechs actuales están permitiendo que haya banca sin la necesidad de tener contacto con una sucursal, cosa que puede ser increíblemente necesaria dada la capacidad de contagio del virus.
Además, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró firmemente que las empresas de México no tendrán rescates ni amnistías fiscales a raíz de la epidemia.
Sin la posibilidad de un rescate financiero, algunas de las instituciones financieras tradicionales de México podrían enfrentar dificultades, lo que a su vez podría abrir más espacio para que entren fintechs y se lleven el mercado.
Aunque la participación del gobierno mexicano en el espacio fintech le agrega mucha incertidumbre, su enfoque práctico es comprensible dado su deseo de proteger a los consumidores mexicanos de lo que han tenido que enfrentar en el pasado.
Para todas las fintechs que actualmente compiten en México, parece que la carrera por cumplir con el gobierno mexicano debería ser prioridad, ya que han dejado absolutamente claro que no les importa cuánto dinero tenga tu empresa o cuánta cuota de mercado has adquirido, si no te ajustas a ellos ya, será imposible operar en el país.
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Sam García es asociado senior en Amplo y graduado de la Escuela de Derecho Harvard También ha escrito para Forbes, Slate, y actualmente es un Colaborador legal en tecnología para Law.com. Le apasiona enormemente el crecimiento de los hispanos en el espíritu empresarial y el mundo de capital de riesgo.