Abandonados a nuestra suerte

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Contxto – Parece que hemos regresado al Too Big To Fail (“demasiado grande para quebrar”) para algunos y al “demasiado pequeño para importar” para el resto. 

En el cruel mundo del emprendimiento, al capitalismo se le permite operar según las clásicas reglas del juego: ganancias y pérdidas, donde si estas últimas se adelantan a las primeras durante demasiado tiempo, tu compañía muere.

Pero, la despiadada lógica del capitalismo parece detenerse una vez que las empresas alcanzan una masa crítica. Súbitamente, si quiebran tienen el peso para amenazar a la estabilidad de países enteros.

Durante la crisis del 2007, los bancos dijeron que eran demasiado grandes para quebrar porque el sistema financiero colapsaría sin ellos. Fueron rescatados. Hoy, vemos que las aerolíneas y los fabricantes de bienes de consumo suplican a los gobiernos que los rescaten, amenazando con el desempleo masivo.

Probablemente a ellos también los van a rescatar.

No disputo los argumentos de estas corporaciones. Más bien, me gustaría argumentar que el hecho de que a nosotros, como ecosistema, se nos pase por alto es quizás aún más grave para la economía y la sociedad en un momento como este.

Verás, las pequeñas y medianas empresas (pymes) representan la gran mayoría de los empleadores y contribuyentes en la región. Un white paper de la OCDE del 2019 sobre la región constató que, excluyendo a la economía informal:

Las pymes representan más del noventa por ciento de las empresas […] representan el cuarenta por ciento del PIB y contribuyen hasta con el sesenta por ciento de los empleos, creando cuatro de cada cinco empleos formales nuevos.

OCDE

Además, es este ecosistema el que está a la vanguardia proporcionando las soluciones que nos ayudarán a superar este desastre.

Lo hacen a través de la digitalización, proporcionando pagos, suministros y otras necesidades básicas a quienes están aislados.

Lo hacen a través de la innovación, no solo Novartis está desafiando los límites de la medicina para derrotar la pandemia.

Lo hacen por pura fuerza de voluntad, de hecho, la solidaridad que he visto en la comunidad de startups realmente se ha destacado en contraste con el repugnante egoísmo de algunas corporaciones multinacionales.

Sin embargo, el ecosistema simplemente no tiene la influencia política o una voz lo suficientemente fuerte como para hacerse oír.

Me gustaría aprovechar el fiasco de Cornershop para ejemplificar este punto.

Una startup de buen tamaño está a punto de quebrar porque el Estado mexicano no puede ponerse de acuerdo internamente para decidir si Uber puede adquirirla o no. Esta crisis probablemente significará que tardarán más de lo que Cornershop puede aguantar.

Claro, si quiebra, se perderán menos empleos que si, por ejemplo, Ford lo hiciera. Pero Cornershop (junto con otras startups latinoamericanas de entregas de última milla) está, en este momento de la pandemia, brindando servicios y atención básicos a quienes están en aislamiento.

Muchas corporaciones solo están esperando a que la tormenta acabe. No se fijan en los problemas de impacto social como lo hacen la mayoría de los miembros de nuestro ecosistema.

Únanse o mueran

No tiene por qué ser así. A Cornershop no se le permite operar tan bien como podría porque no hay voluntad política. La voluntad política que verías implementada para enormes corporaciones que tienen la atención del gobierno con solo presionar un botón.

Por lo tanto, aunque podría hacer predicciones como optimista, prefiero compartir las siguientes advertencias como estudiante de la realidad:

  1. Los gobiernos gastarán cantidades excesivas de dinero en las grandes empresas, dejando a las pequeñas a su suerte.
  2. Las startups tendrán que comenzar a prestar atención a la política más allá de las regulaciones que les afectan directamente.
  3. La diversidad de este ecosistema es legendaria y, sin embargo, para sobrevivir en tiempos difíciles, sus integrantes deben reconocerse los unos a los otros y actuar en unísono. Aislados, los fundadores, capitalistas de riesgo y demás no tienen poder ante intereses más poderosos. Juntas, las voces del ecosistema pueden ser escuchadas.

Como una amalgama de startups somos demasiado grandes para quebrar, pero como ecosistema, deberíamos importar lo suficiente para no ser ignorados.

Twitéame lo que opines a @AlexGonzor y abramos la discusión.

-AG

Traducido por Alejandra Rodríguez

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