El ‘softlanding’ es la clave para que startups latinas lleguen al mercado estadounidense: David Alvo de Impacta VC

David Alvo, CEO, Impacta VC. Crédito de la imagen: Impacta VC.

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Tras recibir casi 40 postulaciones, Impacta VC, el fondo chileno de capital riesgo que invierte en empresas con impacto social, anunció la selección de 13 startups latinoamericanas para apoyarlas en su proceso de softlanding a Estados Unidos, específicamente en Miami.

Las startups seleccionadas acumulan ventas de $6.3 millones de dólares en el último año, según el fondo de inversión. Adicional, el total de ellas, cuenta con rondas abiertas o quieren abrirlas en el corto plazo, y van en búsqueda de inversionistas norteamericanos. 

La elección de estas 13 startups marca la primera versión del programa de internacionalización Impacta Miami Softlanding Program 2024, realizado en conjunto con el Cambridge Innovation Center, iniciativa cuyo objetivo es dar soporte a sus fundadores para escalar y triunfar en el mercado estadounidense, proporcionando acceso a nuevos mercados, crecimiento acelerado, y conexiones estratégicas con inversores y expertos.

Con un mercado que ha demostrado ofrecer un crecimiento del 34% en los últimos 10 años para las nuevas startups que lleguen al país, Estados Unidos se posiciona como un actor relevante para la expansión de nuevas compañías en búsqueda de conquistar otros mercados.

Lo cierto es que el softlanding, o acompañamiento a empresas en proceso de internacionalización que buscan un ‘aterrizaje’ suave y seguro en algún país destino, no es nuevo en la región.

En 2019, la aceleradora global MassChallenge anunció un programa de softlanding para startups mexicanas; Parallel18, un programa de incubación puertorriqueño, que se promociona como un lugar para que las startups internacionales ingresen al mercado estadounidense; otra propuesta es la de The Ganesha Lab, una aceleradora de biotecnología chilena, que también ayuda a las startups a llegar a los Estados Unidos mediante el softlanding.

Lo que es relativamente nuevo, sin embargo, es el estado actual del ecosistema latinoamericano. Tras la “fiebre de financiamiento” del 2020 y 2021, los inversores han ajustado sus carteras de manera significativa, haciendo que el aterrizaje suave en los Estados Unidos, donde hay más capital disponible, sea mucho más atractivo para las startups con la capacidad y el potencial para hacerlo.

Con el VC en pausa, las salidas está en la internacionalización

Si bien los fondos de venture capital están regresando a Latinoamérica para invertir en algunas de las miles de startups que surgen constantemente, lo cierto es que lo hacen con extrema prudencia y rigurosidad a la hora de seleccionar las propuestas.

Las cifras más recientes indican que en el primer semestre de este año el monto invertido aumentó 30% respecto del mismo lapso del año pasado, aunque la cantidad de rondas de inversión se redujo un 63%.

“Lo que pasó con la fiebre del venture capital es que todo el mundo quería empezar con un millón de dólares”, dijo David Alvo, CEO y fundador de Impacta VC. “Ahora, ya no hay millones de dólares de partida, y eso no es necesariamente malo. Tenemos demasiada tecnología y metodologías como Lean Startup que nos permiten crear empresas de manera muy eficiente y barata. Además, aprender a ser eficiente con los recursos desde el principio es la mejor escuela”, explica el inversor.

El reto para las startups, según comenta Alvo, radica en el hecho de “volver a las bases”. 

Además, un llamado para todo el ecosistema, puesto que los inversores nuevos requieren ver salidas como las de Betterfly o NotCo, y los que ya invirtieron necesitan ver liquidez en sus portafolios. Cuando empiezan a ver esas salidas exitosas, es cuando se animan a seguir invirtiendo.

En cuanto al tema del softlanding, Alvo añade que sigue siendo una gran oportunidad en estos momentos, especialmente en mercados más grandes como el de Estados Unidos, debido a que los inversores están dispuestos a inyectar sumas mayores de dinero. 

“Las salidas más importantes de este fondo probablemente seguirán ocurriendo en Estados Unidos, ya que en Latinoamérica, y particularmente en Chile, todavía no existen suficientes corporaciones que realicen adquisiciones de 500 millones, 1 billón o 3 billones de dólares. Por lo tanto, las salidas grandes aún están en Estados Unidos”, dijo Alvo. 

Un avión aterrizando. Crédito de la imagen: Reed Naliboff vía Unsplash.

El softlanding debe aplicarse con conocimiento de causa

Con el objetivo de conquistar nuevos mercados para aumentar su capacidad de ingresos, las startups buscan expandir sus operaciones a otros mercados, no obstante es importante hacerlo con conocimiento de causa, sabiendo aprovechar las oportunidades que ofrece la región.

Alvo explica que Latinoamérica juega un papel importante al ser un puente de conexión con el mercado estadounidense, algo por ahora no se explota lo suficiente.

“Latinoamérica tiene una ventaja natural que no hemos aprovechado: estamos en el mismo hemisferio y en la misma zona horaria, con una diferencia de apenas dos horas. Deberíamos estar trabajando más juntos, y lo que estamos haciendo en Impacta es precisamente crear ese puente entre Estados Unidos y Latinoamérica”, explica Alvo.

Este es el caso de Impacta VC. “Lo que estamos haciendo, junto con CORFO (Corporación de Fomento de la Producción del gobierno de Chile), es ayudar a las compañías a entender cómo funciona el juego del venture capital en Estados Unidos.” 

Sin embargo, existen restos que deben ser abordados para poder llevar a cabo una estrategia adecuada de aterrizaje suave en un nuevo mercado. Algo que nos ha dejado la historia es el aprendizaje de otros casos que no terminaron tan bien.

Según un informe del MIT Innovation Office, de los principales motivos por los que las startups fracasan al ingresar al mercado estadounidense se debe a la falta de conocimiento del mercado local y la red de contactos.

Para Alvo, la estrategia radica en que las startups deben conocer bien su mercado para poder evaluarlo antes de realizar una introducción al mismo, esto toma tiempo, y para ello los programas de softlanding brindan las pruebas necesarias. 

“No es que las startups vuelvan después de dos semanas con clientes, equipo y todo lo necesario”, dijo Alvo. “Van a hacer una inmersión para entender si realmente hay un mercado para ellas en Estados Unidos.”

El objetivo a largo plazo, según el emprendedor Endeavor, es construir una comunidad de emprendedores latinos que puedan compartir sus aprendizajes sobre cómo entrar en el mercado estadounidense y así apoyar a las futuras generaciones. 

“Si construimos este puente entre Latinoamérica y Estados Unidos, Latinoamérica podría superar a Europa y Asia en términos de venture capital. Esto se debe a que el venture capital estadounidense es el más fuerte del mundo: crea ideas, invierte en su crecimiento y facilita la venta de compañías.” 

Pero Alvo no ve el futuro del softlanding como una calle de sentido único en la que las startups buscar abandonar la región para centrarse en Estados Unidos; el objetivo final es construir un puente entre los dos continentes que conecte ambos ecosistemas en beneficio mutuo.

“La idea es llevar compañías a Estados Unidos y, posteriormente, traer compradores de Estados Unidos a Latinoamérica. Es crucial este intercambio de conocimientos, donde los emprendedores actuales puedan traer toda su experiencia y compartirla con las nuevas generaciones. Eso es sumamente importante”, concluyó Alvo.

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