Durante los últimos años, Latinoamérica se ha convertido en un foco de atención para empresas extranjeras que buscan talento calificado. La región cuenta con profesionales capacitados en habilidades técnicas en áreas como tecnología, ingeniería y finanzas, lo que la hace atractiva para compañías de otros continentes. Entre las causas de esta atracción, destacan los costos laborales, que suelen ser más competitivos sin comprometer la calidad del trabajo, no obstante existen otros desafíos como la brecha de género en el sector.
Informes recientes, como el de la Asociación de Diversidad de Género en Latinoamérica, revelan una realidad preocupante: solo el 1% del capital para startups se destina a empresas lideradas por mujeres. Frente a este panorama, María Camila Quiñones Díaz, Business Advisory Services Delivery Director de Slalom, plantea que «la solución tiene dos dimensiones. Por un lado, con las generaciones actuales, debemos impulsar más el liderazgo femenino. Por otro lado, la clave está en las generaciones más jóvenes».
El estado actual del mercado de capital riesgo para startups fundadas por mujeres
Para Quiñones, es fundamental «cambiar la narrativa de que la tecnología es una carrera de hombres», lo que requiere la participación de «empresas, la academia y los gobiernos». Señala que «esto debe empezar desde que las niñas son pequeñas», proponiendo ejemplos como «llevar a una mujer astronauta a una charla de profesiones en el colegio» para romper estereotipos. Además, destaca que «las empresas pueden contribuir desarrollando habilidades en niñas y jóvenes a través de bootcamps y certificaciones», haciendo el aprendizaje tecnológico más accesible.
En Slalom, esta visión se implementa mediante estrategias concretas. «Nuestra estrategia parte del reclutamiento, donde somos más conscientes al explorar y buscar activamente perfiles femeninos», explica Quiñones. Además, menciona que han creado espacios donde «las mujeres puedan conversar y compartir, e incluimos a los hombres en estos espacios». Un ejemplo destacable fue una sesión sobre comunicación efectiva en el Día de la Mujer, donde «muchos hombres tomaron conciencia de cómo su comunicación podía ser percibida como agresiva».
«La clave es que la inclusión no sea un extra, sino parte del ADN de la empresa».

Un tesoro escondido de talento
Sobre la demanda de talento latinoamericano en el exterior, Quiñones afirma que «el mundo se dio cuenta de que Latinoamérica es un tesoro escondido». Explica que los profesionales de la región destacan por ser «trabajadores, comprometidos y dispuestos a dar la milla extra», además de tener «una alta disposición para aprender» y una «gran recursividad». Sin embargo, advierte que para retener este talento las empresas deben ofrecer «oportunidades de aprendizaje y crecimiento, un buen ambiente laboral, equilibrio entre vida personal y trabajo, y un sentido de propósito».
En cuanto a diversidad, Slalom ha implementado iniciativas que van más allá de las fechas simbólicas. «Usamos estos hitos para dar visibilidad a los temas y profundizarlos durante todo el año», señala Quiñones. Por ejemplo, durante el mes de la salud mental, organizaron «una ruta de aprendizaje en nuestra plataforma interna con cursos sobre ansiedad y burnout». La ejecutiva también hace hincapié en la equidad salarial: «Me he comprometido a asegurar que los criterios de compensación sean claros, objetivos y se respeten siempre», subrayando que «si una empresa tiene un presupuesto de 80 y pides 50, te paga 50. Para mí, eso debe cambiar».
Finalmente, sobre la adopción de inteligencia artificial, Quiñones explica que en Slalom el aprendizaje en esta área «no sea un esfuerzo aislado». Destaca la importancia del «uso ético y responsable», ya que «un mal uso de estas herramientas puede llevar a trabajos mediocres o a brechas de seguridad costosísimas». La compañía fomenta esta formación mediante «centros de excelencia, múltiples rutas de aprendizaje y hackathons», siempre manteniendo un enfoque en «proteger la integridad de los datos de nuestros clientes».
El camino hacia una fuerza laboral diversa y competitiva en Latinoamérica requiere esfuerzos coordinados. Desde cerrar brechas de género hasta capitalizar el potencial tecnológico, las empresas que prioricen inclusión, transparencia salarial y desarrollo continuo no solo atraerán mejor talento, sino que liderarán la innovación en un mercado global cada vez más dinámico.