OpenAI ha contrarrestado la demanda de Elon Musk con una revelación. Musk pretendió en su día el “control absoluto” de OpenAI, proponiendo una fusión con Tesla o buscando el control total.
La negativa de OpenAI se basaba en el compromiso con su misión. El desacuerdo ilumina un debate ético más profundo en el desarrollo de la IA. Se trata de quién controla el futuro de la tecnología y cómo se alinea con el bien mayor. La postura de OpenAI es una defensa de la descentralización en el avance de la IA, lo que sugiere una brecha entre los motivos lucrativos y los ideales de una organización sin ánimo de lucro.
Este argumento también pone de manifiesto la complejidad de la ética del código abierto en la IA. La decisión de OpenAI de no abrir totalmente el código de su trabajo suscita un diálogo sobre transparencia, innovación y seguridad. La actual disputa con Musk pone de manifiesto los retos que plantea equilibrar estos elementos en el vertiginoso mundo de la inteligencia artificial.