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Contxto – A mi me gustan las historias detalladas, las que están llenas de una multitud de personajes que se esparcen a lo largo de una extensa gama de países.
Tuve la suerte de encontrar una historia así de épica en Safi, una startup de análisis de fábricas con un equipo e historia que se extienden por todo el globo, pero con su corazón y objetivos firmemente en América Latina.
De hecho, para bien o para mal, Safi Analytics llegó a México en enero de este año justo a tiempo para recibir la pandemia. Sin embargo, tiene planes para llevar a cabo una expansión regional más amplia a mediano plazo.
Lo básico para llevar IdC a las fábricas
El concepto detrás de Safi es simple pero efectivo. Utilizando una combinación de hardware y software, la startup lleva a las pequeñas compañías al siglo veintiuno a bajo precio.
Obviamente, ese último punto es crucial para las pymes que no pueden comprarse el quién y cómo que las grandes corporaciones sí pueden pagar.
La forma en que Safi lo logra es haciendo una especie de sensor todo-en-uno para conectar a la fábrica con su software y así, permitir que los operadores obtengan información en tiempo real, además de verificar y controlar algunos aspectos del proceso de fabricación de forma más eficiente y remota.
Pero aunque tienen planes para ello en el futuro, la startup todavía no implementa el aprendizaje automático o la inteligencia artificial (IA). En la actualidad, los datos que reciben de su maquinaria son procesados por el software de Safi y se analizan manualmente por los operadores de la fábrica.
Pero, es fácil imaginar la ventaja para la productividad que sería tener a la IA realizando estos análisis en tiempo real…
Sin embargo, esta forma de pensar podría ser una evangelización tecnológica que solo busca evangelizar por evangelizar. Recuerda que comprender las creencias y economía locales es mucho más importante que la adopción de dispositivos.
¿Por qué invertirían en tecnología nueva cuando una de las principales funciones de estas fábricas es ofrecer empleos locales, mismos que podrían ser reemplazados por la IA si la implementaran?
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Pero espera, ¿cómo es que una compañía que conecta a las pequeñas y medianas empresas con la economía de fabricación 4.0 circunnavega el mundo para llegar a nuestro rincón del mundo?
Todos los caminos llevan a Latam
Pues bien, todo comenzó cuando los cofundadores de la compañía se conocieron en Stanford y crearon a Safi, incorporándola como una “empresa de impacto social”.
La idea era que las pymes industriales en desarrollo necesitaban, no solo ponerse al día tecnológicamente para alcanzar a sus competidores en países como Estados Unidos, también necesitaban hacerlo de la forma más sustentable posible.
Afortunadamente, a menudo en el mundo industrial, ser cada vez más eficiente, por defecto, significa hacerse más ecológico. De hecho, la startup promete “incrementar la productividad hasta un veinte por ciento”.
Pero, ¿dónde era el mejor lugar para lanzarse? Pues, aquí entra a escena Jason Dunford, campeón olímpico keniano, rapero y, casualmente, esposo de la cofundadora Lauren Dunford.
El Sr. Dunford sugirió que comenzaran en África Oriental argumentando el dominio del inglés local y su bien posicionado ecosistema de fabricación.
Sin embargo, Kenia —aunque era buen lugar para poner a prueba su producto— no tenía la escala necesaria para que Safi despegara de verdad.
Entonces miraron a América Latina, y a México específicamente, como la zona que balanceaba un mayor potencial para beneficiarse de sus tecnologías pero con el potencial industrial para crecer de verdad.
Hoy en día, su equipo —aunque repartido por todo le mundo— es cada vez más latinoamericano. Con clientes y oficinas en México, hasta equipos de desarrollo en Argentina, realmente forma parte de un ecosistema latinoamericano global.
El plan de expansión de Safi incluye a fábricas interesadas en Honduras, aunque el plan a corto plazo es superar su marca de treinta y cinco clientes kenianos y alcanzar a sus primeros cien clientes mexicanos.
Esa sería la mejor colaboración entre México y Kenia desde…pues:
-AG
Traducido por Alejandra Rodríguez