Tres grandes del entretenimiento estrenaron al mismo tiempo series dramáticas sobre, en el fondo, un mismo tema: el ascenso meteórico y la caída espectacular de tres jóvenes fundadores de startups que prometían cambiar el mundo. El mito de Ícaro en diferentes variantes.
Con “WeCrashed” Apple apostó por el carismático Adam Neumann, quien impulsó una nueva manera de entender el cowork fundando WeWork en 2010. El israelí creó un negocio multimillonario, pero terminó cayendo por irregularidades y por gastarse ridículamente rápido el dinero de los inversionistas. La serie consigue algo difícil: retratarlo como alguien sumamente encantador y al mismo tiempo como un eminente embustero. Mucho mérito en eso tiene Jared Leto, que lo interpreta, mientras que Ane Hathaway, como su pareja, no se queda atrás. “WeCrashed” puede verse globalmente desde AppleTV+ y, al igual que las otras dos es limitada, es decir, de temporada única.
Showtime le encargó a los mismos creadores de su exitosa “Billions” desarrollar “Super Pumped”, que cuenta el surgimiento de Uber y de Travis Kalanick, el ejecutivo responsable de revolucionar el transporte a nivel mundial. Pero el mismo fuego competitivo que llevó a Kalanick a conquistar el planeta terminó por quemarlo a él y por poco a su empresa. “Super Pumped” también tiene grandes nombres: Joseph Gordon Levitt como protagonista, secundarios de la talla de Uma Thurman y Elizabeth Shue y la narración a cargo del mismísimo Quentin Tarantino. Es la única de las tres series que aún no se estrena en la región, pero lo hará pronto: el 12 de mayo en Paramount+.
Por último, con “The Dropout” Disney se aseguró el fiasco más impactante de los últimos años (y no sólo del mundo de las startups). Cuenta la historia de la empresa de biotecnología Theranos y de su fundadora, Elizabeth Holmes, quien en septiembre próximo podría enfrentar hasta 20 años de cárcel por delitos en el contexto de haber creado una compañía de diagnósticos médicos que resultó ser un engaño.
Protagonizada por Amanda Seyfried, “The Dropout” se estrenó en Hulu en EEUU, mientras que en Latinoamérica lo hizo en una de las plataformas de Disney para la región, Star+.
Las tres ficciones tienen mucho en común (e incluso, con el permiso de Marvel, un universo compartido). Vemos cómo los fundadores encandilan a los accionistas. El gran talento que tienen para el storytelling. Sus delirios de grandeza. Cómo justifican sus acciones oscuras en pos del supuesto bien de la humanidad. La vida trepidante dentro de las startups. El derroche de recursos, las fiestas millonarias y el tequila Don Julio. Cómo fueron creando una cultura interna tóxica (incluso en la hippie WeWork) y cómo descuidarla abrió la puerta a los escándalos. Vemos cómo subestimaron su relación con la prensa o demoraron en darle importancia a sus equipos de comunicaciones. Y —pese a lo cuestionados que quedan— también vemos lo geniales que fueron.
Más allá de las semejanzas, cada una cuenta una historia propia y perfila a un personaje único. Por lo mismo, y estando al día con todas, te cuento lo que más destaca de cada una.
Super Pumped: el asshole que fundó Uber
No es “Mad Men”, pero te acuerdas de ella: cultura hiper-masculina, el ambiente competitivo, las fracturas del protagonista. Aunque por estilo la serie está más emparentada con las películas de Adam McKay (“The Big Short”): ritmo veloz, humor negro, actores hablándole a la cámara, recursos gráficos y un narrador astuto (Tarantino, que aceptó el trabajo por ser fan de “Billions”).
“Super Pumped” probablemente sea la más superficial y morbosa, por lo mismo la más entretenida de ver. En ese sentido, tiene pasajes memorables y dignos de “The Hangover”, como un evento interno de Uber en Las Vegas, con Beyonce en vivo, alcohol interminable y daños millonarios que Kalanick paga al día siguiente riendo como si nada (en total, la fiesta le costó 25 millones de dólares, lo mismo que Uber había levantado en su primera ronda importante).
También se hace entretenida de ver por el surgimiento del servicio de Uber en sí. Muestra cómo van apareciendo características que hoy damos por sentadas, como la tarifa dinámica (que Kalanick, humilde él, llama la mayor propuesta de valor de la era moderna). O vemos que el paso del nombre original UberCab a Uber responde a un truco para presentarse como una empresa de “car sharing”. También es interesante cómo la compañía nacida en San Francisco va conquistando poco a poco otras ciudades, lidiando con las regulaciones. O cuando entra en escena un competidor que amenaza su negocio, Lyft. En el fondo, tiene gracia presenciar el amanecer de un sistema de movilidad que lo cambió todo.
También destaca por cuestiones más íntimas. Es probablemente la serie que más tiempo le dedica a las reuniones de directorio y a la importancia de los inversionistas de riesgo, siendo Bill Gurley, de Benchmark, prácticamente coprotagonista de “Super Pumped”. Es el miembro del directorio más involucrado y suerte de consejero de Kalanick. Aunque el CEO de Uber luego prefiere los consejos esotéricos de Arianna Huffington (Uma Thurman), a quien le consigue un puesto en el directorio.
“Super Pumped” también es la que más abarca otros actores clave del mundo del emprendimiento tecnológico. Aunque no alcance a relacionarse con su ídolo, Jeff Bezos, Kalanick sí se vincula con los fundadores de Google o los más altos ejecutivos de Apple. Con ellos tuvo una relación ambivalente, entre la total admiración y un impulso infantil a desafiarlos. Queda particularmente patético en una reunión que tiene con Larry Page.
Otras veces el CEO queda como brillante, por su pulsión competitiva incomparable y también por sus ideas. “Consumimos lo que queremos y después nuestros cerebros encuentran la manera de justificarlo”, dice en el contexto de que las manchas de la empresa importan poco si el servicio es excelente.
¿Qué tanto se apega “Super Pumped” a la realidad? Por Mike Isaac, periodista que cubrió Uber por años en el New York Times y autor del libro en el que se basa la producción, sabemos que buena parte de lo que se cuenta aquí sucedió tal cual. Como el programa “Greyball”, que Kalanick creó para enviarles Ubers fantasmas a los fiscalizadores. Otras cuestiones son licencias creativas, como mostrar a Kalanick preguntando “are you an ashole?” a los candidatos a unirse a la empresa (y esperando una respuesta afirmativa).
Para una comparación en profundidad sobre la realidad y la ficción, ver este artículo en Time.
WeCrashed: Jared Leto y el peak de los millennials
“WeCrashed” es la serie de mayor jerarquía artística de esta camada. La más cinemática, la que mejor aborda la mística de su protagonista y la que toca una fibra más emocional. Eso último en buena parte gracias a la relación amorosa tan peculiar entre el fundador de WeWork y una instructora de yoga y actriz de poco éxito neoyorquina, Rebekah Neumann.
La serie muestra que sin ella, Adam probablemente no habría levantado su imperio del cowork. Pero al mismo tiempo, la mujer interpretada por Anne Hathaway queda como una carga una vez que la empresa despega. Alguien que le da un innecesario carácter New Age a la compañía, que logra que el CEO repita que la misión de la empresa es “elevar la conciencia del mundo”. Alguien cuyas declaraciones desafortunadas provocan crisis de recursos humanos. E incluso como alguien de impulsos tiránicos, capaz de despedir empleados simplemente por su “mala energía”.
Adam Neumann es un personaje curiosísimo por cuenta propia, y Jared Leto transmite eso de maravilla. En “WeCrashed” lo vemos pasar de loser del emprendimiento (creando empresas risibles, como una de tacones plegables para mujeres) a fundar la startup con más hype del planeta, que llegó a estar valorizada en 47 mil millones de dólares.
Según la serie, Adam Neumann se abrió paso gracias a su gran carisma y su capacidad como storyteller. Alegre y optimista, conseguía entusiasmar y convencer a cualquiera. Y creó un relato convincente sobre sí mismo: el de un chico que fue feliz viviendo en un kibbutz, que luego llegó a la individualista Nueva York y se le ocurre ofrecer espacios compartidos con sentido de comunidad y donde puedes “hacer lo que amas”.
Pero también queda como alguien que se abrió paso mintiendo, siendo irresponsable y llevando demasiado lejos eso del “Fake it till you make it”.
A su favor, “WeCrashed” también lo deja como un emprendedor que supo leer muy bien los anhelos de los millennials en su momento, que entonces partían la vida laboral y valoraban cuestiones muy diferentes: independencia, trabajos flexibles, vida en comunidad y enfiestarse al final del día. Por supuesto con una estética acorde: espacios abiertos, luz natural y elementos lúdicos, a años luz del look de consulta médica que tenían los pocos coworks que existían hasta entonces. “WeCrashed” captura bien su época, una década atrás, cuando los millennials estaban en su peak, se escuchaba Katy Perry y MGMT y se hacía el desafío Harlem Shake en las oficinas.
La serie abarca la cultura del emprendimiento en las más altas esferas y es interesante ver cómo Neumann pasa de tomar cerveza con sus empleados a volar en jet privado supervisando y apurando la expansión de WeWork en China, Noruega, Perú y otros rincones del mundo. Todo eso tras la inversión de más de 4 mil millones de dólares del mítico inversionista Masayoshi Son, de SoftBank, a quien Neumann consigue persuadir con carisma, storytelling y algo de locura.
¿Qué tan fiel es “WeCrashed” a los hechos? Parece ser la más malintencionada, la que más licencias se toma. Por una entrevista de Adam Neumann hace unos meses, sabemos que encuentra injusto que se haga una producción con su nombre y apellido sin siquiera considerar su versión. Tiene un punto.
“WeCrashed” se basa en un podcast homónimo, que a su vez no existiría sin el libro The Cult of We, de los periodistas del Wall Street Journal que expusieron los desastres financieros de la empresa. Además, antes de “WeCrashed”, tanto Hulu como HBO habían contado la caída de Neumann con documentales en sus plataformas.
The Dropout: el increíble fiasco de Theranos
Pese a que tiene el caso más sabroso, “The Dropout” es la más convencional y plana de las tres. Funciona sobre todo al comienzo, cuando hace un estudio de personaje, yendo a la infancia de Elizabeth Holmes, a su vida en familia, a su adolescencia y al par de años que pasa en la universidad estudiando ingeniería química. Vemos su obsesión desde chica con ser multimillonaria y cambiar el mundo, a lo Steve Jobs, su héroe. Una obsesión que, sabemos hoy, la llevará no sólo a cambiar su voz y otras excentricidades, sino que a protagonizar el fraude más escandaloso de los últimos años.
Luego “The Dropout” se vuelve más predecible. Sobre todo si ya estás enterado del caso Theranos que, de todos estos, es el que más ha cubierto por la prensa. En todas estas historias de auge y caída sabemos de antes lo que va a pasar, pero las seguimos igual porque el viaje se disfruta. El viaje de “The Dropout” es el menos emocionante, a pesar de lo poderosos e insólitos que fueron los hechos en la vida real. Y la relación entre la CEO y Sunny Belwani, un empresario que ella puso en un alto cargo de Theranos ocultando que era su compañero amoroso de años, no queda muy convincente.
Eso sí, “The Dropout” tiene sus momentos. La serie toma un nuevo aire cuando entra en escena el periodista del Wall Street Journal John Carreyrou, quien, alertado por algunas fuentes de que Theranos y su promesa de diagnosticar enfermedades con una gota de sangre era mentira, decide investigar. El capítulo es de alta tensión, está al nivel de las buenas películas de investigaciones periodísticas y reivindica el rol de la prensa, que se tragó durante años el cuento de Holmes, poniéndola en portadas de revistas y usándola como símbolo de empoderamiento femenino.
Curiosamente, queda reivindicado también Rupert Murdoch, dueño del diario, por dejar que saliera el reportaje pese a que él hace poco había invertido 125 millones de dólares en la compañía (spoiler de la vida real: los perdió casi todos). El reportaje de John Carreyrou a la larga terminó hundiendo a Theranos. Luego lo transformó en un libro, “Bad Blood”. Sin este no existirían ni los documentales que hay sobre Holmes (uno en HBO), ni el podcast en el que se basa esta serie, que se llama igual, “The Dropout”.