Nuestro Soapbox de hoy presenta la opinión de Paulo Bichucher, cofundador de Yuca.
Contxto – Covid le dió a los arrendadores lo que algunos consideran como el golpe de gracia al acelerar el cambio hacia el comercio en línea y, ahora las oficinas están en la mira. ¿Acelerará esta pandemia el ritmo al que las personas pasan del trabajo en oficina al trabajo remoto, eliminando así la necesidad de un espacio físico?
Nos han inundado con noticias sobre compañías que están considerando cambiarse permanentemente al teletrabajo. Mark Zuckerberg hizo un livestream que duró 45 minutos sobre lo que el teletrabajo significaría para Facebook.
Otras compañías, como Nubank, Twitter, Google, XP Investments han trabajado de forma remota durante mucho tiempo (si no es que siempre).
¿Alterará este cambio no solo en dónde trabajamos, sino dónde y cómo vivimos?
1. Trabajar desde casa no es para todos
No hay duda de que trabajar desde casa puede incrementar al productividad. Sin embargo, no todas las tareas necesitan ser eficientes y no todo el trabajo se trata de ser productivo.
Un estudio ha demostrado que trabajar desde casa incrementó la productividad y la felicidad de empleados cuyos resultados pueden controlarse fácilmente, como representantes de call-centers, ventas y desarrolladores.
También para gerentes senior, que tienden a tener estilos de vida más estables (casados, con hijos, etc.) y se motivan solos (aunque muchos padres de familia prefieren distanciar su vida personal y laboral).
Los empleados creativos y de conocimiento tienden a resistirse a esta idea y las generaciones jóvenes también. Estar en contacto con otros y escuchar sus perspectivas hacen que la creatividad fluya. Es sabido que la interacción cara a cara tiende a ser la mejor forma de abordar problemas difíciles de resolver y de desarrollar una cultura de equipo.
¿Qué me dices de los empleados jóvenes? Bueno, ellos anhelan la socialización y requieren de supervisión durante sus primeros años.
Incluso el reciente live de Mark Zuckerberg, donde compartió la investigación en torno al teletrabajo con los empleados de Facebook, la mayoría de los empleados junior no estaban interesados en un horario de teletrabajo completo y, coincidió con que todavía se necesitan graduados universitarios en la oficina.
El mismo estudio mostró que el 40 por ciento estaban muy o algo interesados en aplicar el teletrabajo completamente, pero no todos podían o querían, por circunstancias más allá de Covid.
Lo que los profesionales quieren en realidad es flexibilidad (como todo lo demás en la economía colaborativa), no una política fija.
2. Los horarios flexibles se generalizarán reduciendo la demanda futura de oficinas
La pandemia obligó a la mayoría de los gerentes a utilizar el trabajo remoto por primera vez, incluso si no estaban seguros de cómo afectaría a la productividad de sus equipos.
Sin embargo, después de reunir evidencia real sobre cómo el trabajo remoto puede ayudar a prosperar, y cuando no lo hace, los gerentes emitirán nuevas políticas que permitirán que un subconjunto de empleados adapte la presencia de su oficina a su propio horario.
Menos personas en el QG significa menos espacio, pero todavía falta validar un experimento de confianza cuando el distanciamiento social se relaje.
Muchas compañías maduras están renegociando el contrato de arrendamiento de sus oficinas vacías para ahorrar efectivo, pero apenas logran reducir su tamaño. Los CFOs apuntan a un escalamiento futuro sin agregar espacio extra, recuperando los muy apreciados márgenes a largo plazo.
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3. Teletrabajo como estrategia de contratación y retención (y como una reducción de los gastos laborales)
Todos en el mundo de las startups sabemos cuán peleado está el conseguir talento tecnológico, especialmente en América Latina.
Facebook, que según Mark Zuckerberg no tiene problemas con la contratación, dice que abrirá oficinas más pequeñas en otros centros urbanos para estar más cerca del talento local.
De esa forma puede reunir trabajadores de diversas regiones, sin tener que trasladarlos a Nueva York o San Francisco, mientras paga los salarios del mercado de estos centros más pequeños.
Es de esperarse que el salario del desarrollador promedio no crezca tan rápido, dado que la escasez de mano de obra ya no será un problema.
Esta política también ayudará a retener talento, atrayendo a ingenieros que desean establecerse o una vida más suburbana. Un ahorro enorme en gastos de capacitación, y preservación del conocimiento y cultura de la compañía.
Por lo tanto, al mejorar la retención, reducir los costos de contratación y llevar a los empleados a un salario más bajo, las compañías que trabajan a distancia reducirán sus futuros gastos en talento.
(Considero acertada la afirmación de Mark de que el trabajo remoto ayuda a distribuir la riqueza fuera de las principales ciudades, una gran victoria para las regiones a menudo ignoradas).
4. Ya cambió la forma en que viajamos y cómo nos relacionamos con la oficina
Los suburbios tendrán mayor espacio como destino de viaje, como dijo Brian Chesky de Airbnb, logrando que los turistas elijan lugares asequibles cerca de casa para viajar.
Se acabaron las búsquedas incesantes por encontrar descuentos para boletos de avión al extranjero.
Los viajeros buscarán bonitas cabañas en el bosque o casas frente al mar para pasar tiempo con amigos y familia. Este tipo de viajes probablemente ocurrirán con mucha más frecuencia que ese viaje al extranjero dos veces al año para el que muchos millennials ahorraban.
Los viajes de negocios han desaparecido (casi) por completo durante esta crisis. Las conferencias y reuniones se movieron rápidamente a un formato en línea y no estoy seguro de en qué medida volverán a la normalidad.
Las interacciones en línea han demostrado ser un formato altamente efectivo para las temporadas de oradores y reuniones, pero no puedo decir lo mismo de las grandes conferencias y ferias comerciales.
En cuanto al futuro de la oficina, los equipos seguirán utilizando estos espacios para establecer contactos y aprovechar el conocimiento colectivo para la resolución creativa de problemas.
Las oficinas estarán diseñadas para despertar la creatividad y la socialización, como la de Nubank, en lugar de construirse para emular un experimento de Foucault sobre poder y control.
Los lugares de coworking van a la cabeza. Se construyeron inicialmente para que los primeros profesionales independientes tuvieran horarios de trabajo flexibles. Aun así, buscaron espacio de oficina, infraestructura y un grupo de personas de ideas afines.
XP Investments ya está reconsiderando su sede, transformándola en un centro de capacitación, comunidad y recepción de clientes.
5. Cambiará la forma en que vivimos
El reciente estudio de Grupo Zap sobre el impacto de Covid en las tendencias de bienes raíces brinda una importante perspectiva sobre las preferencias de vivienda de los consumidores, apesar de que, por el momento, el mercado se detuvo poniendo en peligro los datos y la información que genera.
En general, los compradores están retrasando su adquisición por más de 10 meses, y los inquilinos posponen su mudanza por otros 4 meses. Sin embargo, lo más interesante es el cambio en las preferencias de vivienda después de Covid.
Para los inquilinos, lo más importante después de la crisis es cuán cerca esta su casa a su trabajo, y en cuanto al público combinado (compra o alquiler) es lo cerca que está su nueva casa de los comercios y servicios.
Una razón podría ser que se dieron cuenta que un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal viene con la ausencia del traslado al trabajo.
Curiosamente, el co-living (casas compartidas) ya estaba cerca del trabajo y tenía a los comercios y servicios como su principal propuesta de valor. En Yuca, el 55 por ciento de nuestros inquilinos optaron por este modelo de vivienda por su proximidad al trabajo.
Sin embargo, vivir en la ciudad es mucho más que estar cerca del trabajo. Muchos de nuestros inquilinos que comparten casa decidieron pasar su aislamiento con sus familiares, pero de los que se quedaron, el 33 por ciento lo hizo porque dijeron que se sentirían solos, y de los que se fueron, el 25 por ciento regresó porque se sentían solos.
La vida comunitaria proporciona otras necesidades más allá del refugio. Brinda a sus residentes la oportunidad de construir conexiones significativas en un mundo plagado por la soledad. Con las medidas de distanciamiento social relajándose gradualmente, los humanos buscarán aún más conexiones fuera del trabajo.
6. Diferentes países, diferentes realidades
Los niveles de urbanización y desarrollo económico están positivamente correlacionados. Concentrar la producción y la vivienda en áreas particulares genera ahorros en infraestructura, en retail (incluso para el e-commerce) y en servicios, y permite que el talento se concentre, creando economías de aglomeración.
Si bien los Estados Unidos tienen varios centros urbanos que tienen la concentración de riqueza para lograr tales economías de escala, ese no es el caso de América Latina.
Una gran parte de la población urbana de nuestro país se concentra en su mayor población. Eso es el 7 por ciento para EE.UU., 12 por ciento para Brasil, 21 por ciento para México, 36 por ciento para Argentina, etc.
Esto deja a ciudades más pequeñas con un grupo más pequeño de talento, servicios e infraestructura permitir una estrategia de trabajo remoto a nivel nacional.
Esto cambiará por supuesto. Sin embargo, estos grandes cambios tardan muchos años (si no es que décadas) en suceder. Las economías en desarrollo llegarán tarde a la adopción y dependerán de una mayor urbanización durante algún tiempo antes de cambiar a una economía más distribuida.
Las tendencias de urbanización ya no tardarán 20 años en pasar por grandes cambios, pero tampoco cambiarán en los próximos 5.
7. No olvidemos la ley de Amara
Al leer la actual avalancha de predicciones en línea, recuerdo rápidamente la famosa ley que acuñó el futurista Roy Amara de Stanford: Tendemos a sobreestimar el efecto de la tecnología a corto plazo y subestimamos el efecto a largo plazo.
Estoy lejos de ser economista, urbanista o futurista. Sin embargo, estoy seguro de que Covid-19 no durará para siempre, por lo que cualquier cambio que esté ocurriendo debido al distanciamiento social desaparecerá gradualmente una vez que las medidas de aislamiento se relajen.
Esta pandemia es el mejor momento para impulsar la adopción del trabajo remoto, pero está lejos de lo que será el mundo después del virus.
Lo que comenzó con una pandemia y luego se convirtió en una crisis económica al final formará una ola de nuevas tecnologías y políticas. Todo conducirá a un cambio significativo en cómo trabajamos y cómo vivimos, gradualmente, y luego de repente.
Sin embargo, durante los próximos años las oficinas seguirán existiendo y los hogares estarán en las grandes ciudades. Todavía hay grandes obstáculos y comportamientos fundamentales y superarlos tomará tiempo, dando a los fundadores suficiente tiempo para comprender a dónde irá la próxima generación de «consumidores» de bienes raíces.