Kran, la startup chilena con sede inicial en Puerto Varas y después establecida en Silicon Valley, Estados Unidos, logró su expansión a nivel internacional gracias a su tecnología de nanoburbujas comparables al tamaño de un virus.
Estas nanoburbujas tienen la capacidad de economizar agua y energía, además de contribuir a la restauración de ecosistemas.
En un lapso de seis años, Kran, como se denomina la startup, obtuvo el primer lugar en la edición más reciente de un programa global de innovación respaldado por Cervecería AB InBev, un conglomerado que incluye marcas como Corona, Budweiser, Stella Artois y Becker.
La tecnología de Kran ha demostrado diversas aplicaciones importantes, como prolongar la durabilidad de naranjas sin ser afectadas por hongos durante un mes adicional, reducir el uso de agua en sectores industriales como minería o alimentación, descontaminar el lago Amatitlán en Guatemala y mejorar la eficiencia de riego en campos de golf o cementerios.
Además, han desarrollado un súper hielo más duradero y frío para facilitar el transporte de salmones desde el sur de Chile, así como controlar olores desagradables en instalaciones industriales, entre muchas otras aplicaciones.
Kran cuenta con alrededor de 30 proyectos en curso y pilotos instalados en diferentes lugares alrededor del mundo.
El nombre de la startup, Kran, es un tributo a la cultura Selknam, un pueblo considerado extinto que habitó en los confines del extremo austral de Chile.
La empresa ha experimentado un notable crecimiento, pasando de cuatro colaboradores a 50 en los últimos dos años y medio, estableciendo alianzas con destacadas universidades chilenas para avanzar en el desarrollo científico.
Además, crear tecnologías innovadoras que promuevan la sostenibilidad empresarial con impactos positivos en el medio ambiente.
Con sus propias instalaciones de diseño y ensamblaje en Puerto Varas, respaldadas por inversiones de fondos nacionales como Invexor y Amarena, Kran ganó un programa de innovación 100+ Accelerator de Cervecería AB InBev a nivel local y global.
Esto ayudó a la implementación de un piloto en una planta en Quilicura, generando notables ahorros de agua y energía, con perspectivas de ampliar esta tecnología a muchos otros países donde opera la empresa.
Kran: una historia de éxito
El fundador de Kran, Jaime de la Cruz, enfrentó varios fracasos en emprendimientos anteriores antes de alcanzar el éxito actual.
Desde su traslado de Santiago a Puerto Varas en la década de 1990 para ejecutar un proyecto inmobiliario que resultó en pérdidas financieras, hasta su experiencia en una empresa proveedora de la industria salmonera que quebró debido a la crisis del virus ISA.
Sin embargo, estos desafíos lo llevaron a buscar soluciones tecnológicas avanzadas que contribuyeran a la sostenibilidad ambiental de las empresas.
Fue así como se adentra en la ciencia de las nanoburbujas y fundó Kran después de un viaje a Osaka, Japón, donde presenció los avances más significativos en esta materia a nivel mundial.
Esta tecnología, que genera burbujas diminutas del tamaño de un virus, con la capacidad de contener gases como aire, ozono u oxígeno, confiere propiedades únicas al fluido en el que están inmersas, mejorando la transferencia de masa y reduciendo la tensión superficial. Las nanoburbujas pueden llegar y actuar en lugares a los que el agua no puede alcanzar.