WeWork, la reconocida empresa de alquiler de oficinas y espacios de coworking, fundada en 2010 por Adam Neumann y Miguel McKelvey y valorada en su momento en casi USD $47 mil millones, ha anunciado su bancarrota el pasado martes 7 de noviembre. Esta noticia surge después de que la semana pasada se revelara que la compañía se acogería al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos en New Jersey, lo cual se confirmó tras no poder cumplir con el pago de intereses de una deuda de USD $18.656 millones y activos por USD $15.063 millones.
WeWork ha iniciado un proceso de reorganización integral con el objetivo de fortalecer su estructura de capital y mejorar sus finanzas, rendimiento y posicionamiento para el éxito en el futuro. Como parte de esta reestructuración, la empresa ha llegado a un “Acuerdo de Apoyo a la Reestructuración” con acreedores que representan alrededor del 92% de sus bonos garantizados. Este acuerdo tiene como fin reducir la deuda existente y acelerar el proceso de reestructuración.
En un esfuerzo por centrarse en la continuidad del negocio, WeWork planea racionalizar su cartera de arrendamientos comerciales. Además, la empresa tiene previsto presentar procedimientos de reconocimiento en Canadá bajo la Parte IV de la Ley de Arreglo de Acreedores de Empresas. Cabe destacar que las ubicaciones de WeWork fuera de Estados Unidos y Canadá, así como sus franquicias globales, no están incluidas en este proceso.
David Tolley, quien fue nombrado director ejecutivo de WeWork en octubre, expresó optimismo sobre el futuro de la empresa, afirmando que WeWork tiene una base sólida y un negocio dinámico con un futuro prometedor. Tolley enfatizó que este es el momento para que la compañía aborde de manera agresiva sus arrendamientos antiguos y mejore significativamente su balance. Según el directivo, WeWork ha definido una nueva categoría de trabajo y estos pasos son esenciales para mantener su liderazgo en el sector del trabajo flexible.
“Ahora es el momento de impulsar el futuro abordando agresivamente nuestros arrendamientos heredados y mejorando drásticamente nuestro balance. Definimos una nueva categoría de trabajo y estos pasos nos permitirán seguir siendo el líder mundial en trabajo flexible. Estoy profundamente agradecido por el apoyo de nuestras partes interesadas financieras mientras trabajamos juntos para fortalecer nuestra estructura de capital y acelerar este proceso a través del Acuerdo de Apoyo a la Reestructuración. Seguimos comprometidos a invertir en nuestros productos, servicios y equipo de empleados de clase mundial para apoyar a nuestra comunidad”.
WeWork asegura que continuará prestando servicios a sus miembros y espera contar con la liquidez financiera necesaria para ejecutar estos procedimientos y mantener sus operaciones de manera normal. Este proceso de reestructuración marca un punto de inflexión para la empresa, que busca superar sus desafíos financieros y reafirmar su posición en la industria de espacios de trabajo compartidos y flexibles, adaptándose a las cambiantes dinámicas del mercado y las necesidades de sus clientes.
Actualmente, el proceso de bancarrota de WeWork se limita a Estados Unidos y Canadá, pero simboliza una caída significativa para lo que antes era una de las startups más prometedoras, considerada hasta hace poco un unicornio. Según la información proporcionada por WeWork, la empresa opera en 119 ciudades de casi 40 países. En Estados Unidos, WeWork tiene la mayor presencia con oficinas en 32 ciudades, mientras que China ocupa el segundo lugar, con espacios de coworking en once ciudades. La empresa estuvo valorada en USD $44.5 millones hasta el 6 de noviembre, día en que se detuvo la cotización de sus acciones.