La inteligencia tras Runway

Alejandro Matamala, cofundador de Runway. (Foto: Camilo Salas).

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La IA existe desde nuestras primeras ficciones. Talos era un gigante de bronce que resguardaba la isla de Creta, de acuerdo con la mitología griega. En el siglo XIX, con Frankenstein se comenzó a popularizar un subgénero de criaturas conscientes en la ciencia ficción que continúa hasta hoy. Sabemos que una IA malvada te puede traicionar (2001: Odisea del espacio), puede existir sin saber su condición artificial (Blade Runner) o te puede enamorar (Her).

Quién sabe si llegaremos a uno de esos escenarios. Mientras, en el mundo real lo más popular en IA son los modelos de deep learning, una subcategoría del machine learning diseñada para analizar datos con estructuras lógicas similares a la de los humanos. Funciona mediante modelos, que es como se conoce al algoritmo que reconoce estas estructuras.

Esa tecnología —que existe desde hace tiempo, pero en los últimos años ha mostrado toda su capacidad— es la que está detrás de aplicaciones aparecidas en el último año, como Dall-e o Midjourney, que sirven para generar imágenes a través de descripciones de texto. O está detrás del célebre ChatGPT, capaz de entender el contexto de una conversación, crear obras de ficción, realizar operaciones matemáticas e incluso escribir código.

Estos modelos son capaces de predecir respuestas lingüísticas y por ende son capaces también de crear imágenes y videos al adivinar el siguiente cuadro. Gracias a la más grande biblioteca del mundo (Internet), logran entrenarse y determinar de manera convincentequé viene después, qué palabra o qué pixel.

Se estima que un 80 por ciento de la investigación sobre inteligencia artificial actual está basada en estos modelos. Y que durante 2021 se invirtió un récord de 115 mil millones de dólares en estas compañías.

Pero hace tan solo cuatro años, los resultados que entregaban estos modelos no eran buenos.

Runway, una aplicación web que utiliza modelos de deep learning para la edición y creación de videos, fue creada el 2016 por Alejandro Matamala y Cristóbal Valenzuela, dos chilenos que se conocieron estudiando Arte y Tecnología en Universidad de Nueva York, junto al griego Anastasis Germanidis, quien también era parte del mismo programa.

La importancia de Runway y aplicaciones similares es que su tecnología revolucionará muchos aspectos de la edición y creación de videos. “En 2018 nadie nos creía” dice Matamala, mientras ríe como quien sabe un secreto.

“Todo el mundo se cuestionaba que los computadores no iban a ser capaces de ser creativos, o de generar ideas visuales. Para ser justos, el 2018 la calidad que producían los modelos no era la mejor, entonces era difícil convencer a alguien. Pero el potencial estaba ahí. Y ahora, hace seis meses, el juego cambió completamente porque vemos resultados que son muy, muy buenos. Y mucha gente no lo considera como algo que va a cambiar, si no que algo que ya es parte de sus herramientas”.

El editor de video de Runway es usado por producciones como The Late Show With Stephen Colbert.


Entre los clientes de Runway hay varias agencias de publicidad que ocupan la generación de imágenes para crear bocetos, generar ideas y producciones finales. Hay programas de televisión, como el Late Night Show de Stephen Colbert, que ocupan Runway diariamente para producir sketches. En
una entrevista, el equipo tras los efectos especiales del show detalla cómo procesos que tomaban horas ahora solo toman minutos, desde cortar a un personaje para ponerlo sobre otro fondo (trabajo que se hacia a mano y cuadro por cuadro), a la corrección de color, motion tracking, la generación de imágenes, hasta desaparecer un objeto por completo de un video.

Runway también ha sido utilizado en películas como la premiada “Everything Everywhere All at Once”, quienes hicieron uso de la herramienta de green screen en varias escenas.

 “Ellos hicieron varias cosas diferentes en el área de VFX [efectos visuales]” dice Alejandro. “Son profesionales, pero no tienen un presupuesto de Hollywood. Y eso es lo que a nosotros más nos gusta. El próximo show de Netflix es de cualquiera de nosotros”, añade en referencia a creadores como él. (Por cierto, Runway no sólo se orienta a empresas, también al consumidor común). 


Medio unicornio

En diciembre pasado, Runway anunció una ronda de inversión de US$50 millones de dólares, donde fue valuada en US$500 millones. Tanto como el monto importa el fondo que la lideró, Felicis, un VC californiano que está detrás de varias compañías que tras su apoyo se han vuelto unicornios.

“Estamos en la mitad del unicornio”, dice Alejandro. “Pero levantar plata  [dinero] hoy día es porque queremos crecer. Tenemos un equipo de research que está entrenando y generando modelos, generando investigación. También trabajamos infraestructura, que es como hacer un deploy [despliegue] del research que puede llegar al producto. Y luego tenemos un último layer, que es lo que ve el usuario”.

Alejandro Matamala, cofundador de Runway. (Foto: Camilo Salas)

Y si bien destinar recursos en investigación es algo que tienden a hacer varias empresas del rubro, lo que distingue a Runway es su tecnología de código abierto. Son la principal empresa que originó Stable Diffusion, un modelo Open Source de generación de imágenes que nació por parte de uno de los investigadores de Runway en colaboración con el equipo de Computer Vision and Learning de LMU, Ludwig Maximilian University de Munich, y que ahora muchas otras empresas ocupan para apoyar sus propios productos.

“Nosotros invertimos allá arriba, pero también abajo, en research, entonces estamos creando nuevos modelos y haciendo cosas que benefician a nuestro producto, pero eventualmente podrían beneficiar a otros”, dice Matamala.

Nada mal para un grupo de fundadores que se conocieron estudiando y que pese a venir de backgrounds diferentes (Matamala, de diseño y publicación editorial; Germanidis, ciencias de la computación y arte; Valenzuela, Ingeniería Comercial), transformaron una idea de tesis inicial —que consistía en simplificar las herramientas de inteligencia artificial existentes el 2018 para que funcionaran en la web— en una empresa.

Ya en ese entonces, y con solo tres modelos, un post en Twitter generó interés de parte de los usuarios, lo que les valió una residencia de investigación en NYU sobre potenciales usos de la inteligencia artificial en el mundo creativo. Al poco tiempo crearon un prototipo. Hoy Runway tiene oficinas en Manhattan y 40 empleados. 

Eso sí, encontrar talento y hacer crecer la empresa no fue fácil al comienzo. Matamala cree que la empresa difícilmente podría haber nacido en su natal Chile, sobre todo a la hora de encontrar inversionistas. “Es más complicado convencer gente en Latinoamérica, que se demora un poco más. Y también porque acá (Nueva York) se concentra talento que es difícil conseguir allá, en diferentes áreas como research, ingeniería, diseño. Pero somos una empresa bien distribuida, tenemos gente en Chile, tenemos gente en Canadá, Nueva Zelanda, parte de Europa, pero estar acá nos trae un beneficio”.

Agrega que en Latinoamérica, y especialmente en Chile, mercado que conoce, existen casos de startups de éxito y nombra algunas como Fintual y Cornershop, pero también cree que aún no se supera el síndrome de ser copia de ideas que ya existen, una versión latinoamericana de compañías que ya existen en EEUU.

Otra dificultad con la que se encontró es llegar al talento latinoamericano. “Estábamos buscando ingenieros y diseñadores, pero no existe una manera clara de llegar a ellos en países como Argentina y Chile. Acá es más fácil, hay un montón de pequeñas plataformas para diseñadores o recruiters que están especializados”, dice.

Pero las incertidumbres no solo ocurren con la contratación.

Como pasa con las nuevas tecnologías, se debate sobre las implicancias éticas y artísticas de las imágenes y videos generados por inteligencia artificial.  En una reciente columna publicada en Los Angeles Times, la artista Molly Crabbaple señalaba que estos modelos son más rápidos y baratos que los humanos y que sus imágenes son tan buenas que ya han sido utilizadas en portadas de libros e ilustraciones editoriales, trabajos que hace pocos meses atrás hacía un diseñador gráfico o ilustrador. 

“Cuando vino Photoshop también decían ‘ya no vamos a creer qué es real, esto no es arte’. Veinte años más tarde vimos que se creó una economía en base a esto. Hay gente hoy en día que nadie no los consideraría artistas digitales y que su arma de trabajo es Photoshop. Ahora [la IA] es un cambio de paradigma completamente, donde se pueden crear muchas nuevas cosas. Yo lo veo más como un beneficio hacia los creadores. Esto es una herramienta”, asegura Alejandro.

Mientras bajo en ascensor hacia las calles de Chinatown, tras conversar con Alejandro, no dejo de pensar que estas nuevas herramientas y debates son tan antiguos como las profesiones que vienen a revolucionar. Artistas, ilustradores, escritores, la comunidad académica y ahora los editores de videos. 

Lo importante es recordar que estas tecnologías están ahí simplemente para ayudarnos a plasmar nuestra creatividad y contar historias.

Historias como esta, que ha sido escrita por un humano, pero tal vez pronto podría ser co-escrita junto a otra entidad inteligente.

Imagen principal: Los fundadores de Runway Anastasis Germanidis, Alejandro Matamala y Cristóbal Valenzuela. (Foto: Runway)

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