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Contxto – Esta es una batalla épica como ninguna otra. Las aplicaciones de entregas de última milla están acostumbradas a pelear por los mercados de consumo. Es un duelo de esgrima que conocen bien.
Pero con la pandemia en curso y la inminente crisis económica, ahora se están batiendo en duelo con un brazo detrás de su espalda, con los ojos vendados y en una montaña rusa.
Las aplicaciones de entrega de alimentos como Simpleat, Frubana, Foody, Waruwa, Rappi, Cornershop (y estos solo son los jugadores regionales) se encuentran en una situación sin precedentes.
Están gastando su dinero para satisfacer una enorme demanda adicional, sin poder aumentar sus precios, con la necesidad de cubrir gastos adicionales y sin medios claros para recaudar dinero en el mercado de capital de riesgo (VC) en un futuro próximo.
Solidaridad que se hace viral
A menudo, las startups promocionan causas sociales como parte de su modus operandi. Fueron fundadas no únicamente para vender productos, sino también, supuestamente, para cambiar al mundo.
Ahora, con el mundo en crisis, muchas están teniendo que predicar con el ejemplo.
Por ejemplo Tomás Lakub, cofundador y CEO de la argentina, Simpleat. La semana pasada anunció que a través de su campaña “Comida para héroes” entregará comida a los, abnegados y cortos de tiempo, profesionales de la salud.
Esto no aplica solo para las scaleups transnacionales. La startup Foody también está donando comida; un “pequeño inversionista” -como se describió a sí mismo- fue quien nos informó y también mencionó que cree que es justo que los medios muestren “aprecio por los más pequeños” en el ecosistema.
Así que ahí lo tienes, prácticamente todas las demás compañías de entregas de última milla han tomado cartas en el asunto y entregaron productos para facilitar nuestro paso por esta crisis.
Pero ten en cuenta que si juegan bien sus cartas, hay mucho que ganar si estas compañías aprenden a aprovechar al máximo una crisis.
Crecimiento exponencial
Hace unos meses, las empresas trataban de convencer a grandes sectores de la población no pionera sobre la conveniencia, la confiabilidad y la utilidad de sus aplicaciones. Como han cambiado las cosas.
La mexicano-chilena Cornershop revivió comerciales de hace tres años con personas de la tercera edad comprando sin dificultades y sin la necesidad de dejar su hogar. (Obviamente en un contexto que ahora se siente como otra época).
Pero parece que el virus hizo la mayor parte del trabajo de mercadotecnia. Las descargas de las aplicaciones de entregas en América Latina han alcanzado más de 250,000 en el último mes, de acuerdo con la compañía de datos Sensor Tower.
Actualmente las compañías están creciendo a una escala enorme.
Nelson Rodríguez, fundador de la colombiana Waruwa, renovó sus esfuerzos logísticos para poder distribuir su producto fresco y cultivado localmente sin ayuda. Quince toneladas diarias.
No solo eso. Reestructuraron por completo su modelo de negocios de un B2B (empresa a empresa) a un B2C (empresa a consumidor). Su prioridad no solo era alimentar a las personas atrapadas en sus casas, sino también no privar a la red de pequeños agricultores que dependen de la startup.
Los resultados han sido inmediatos. La semana pasada, en el transcurso de tres horas, Waruwa cubrió su cuota de inscripciones del año.
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Claramente, este crecimiento ha permitido que las startups se reinventen.
De forma similar a Waruwa, la compañía de entrega de productos, Frubana está buscando abastecer a los vecindarios de la clase trabajadora con productos frescos aprovechando las herramientas comunitarias que ya están en uso, como WhatsApp.
De hecho, Frubana incluso está creando una “startup dentro de una startup”, Fresco, la cual llevará a cabo sus nuevas tareas de distribución. “Fresco es el futuro de Frubana”, dijo el gerente de producto de la compañía, Miguel Silva.
Desafortunadamente, el futuro todavía está lejos y, aunque no lo creas, muchos no durarán tanto…
Unas por otras
Con un gran crecimiento vienen grandes costos generales y algunas compañías simplemente no están equipadas para lidiar con ellos.
Agreguemos a eso un aumento repentino en los costos adicionales (cubrebocas y desinfectantes para tu personal de entregas), por ejemplo.
O que de repente ya no haya ingresos, como después de que Rappi eligiera dejar de cobrar préstamos que les hizo a los restaurantes que construyeron cocinas especiales, no es caridad, más bien es pragmatismo; no pueden permitir que esas empresas se hundan.
De hecho, para muchas ya es demasiado tarde, PedidosYa de Chile se dió cuenta de que hoy en día la demanda supera a la oferta. Cerca de la mitad de los 10,000 restaurantes en su aplicación cerraron.
Con todo esto en mente resulta que a pesar de “la abundante cosecha de usuarios”, el CEO de Rappi de hecho pronostica tiempos particularmente difíciles. Predice que la compañía tendrá más pérdidas en marzo y abril de lo esperado, incluso después de haber duplicado el número de repartidores con los que trabaja a 300,000.
Escasez en toda la cadena alimenticia
Todos los eslabones en la cadena de suministro fueron afectados.
El exceso de desempleo, el cual solo empeorará a nivel mundial, no solo está hinchando las filas de aquellos que ruegan por convertirse en repartidores de última milla, también estrangulará la demanda a medida que la economía regional se contraiga y las remesas caigan.
Y caerán, solo mira la tasa de desempleo en EE.UU. y observa el 2020.
Esta semana en la mayoría de los casos la cantidad de pedidos de un solo repartidor de última milla se ha reducido a la mitad en todas las plataformas.
Es claro que todos pasaremos tiempos difíciles, pero será peor para aquellos que ya la estaban pasando mal antes de la crisis – repartidores, cocineros y dueños de pequeñas empresas.
Este fin de semana 500 ciudadanos venezolanos cruzaron la frontera en un solo día. Lo curioso fue que estaban regresando al país del que habían emigrado.
Uno de estos dijo que prefería estar desempleado y en casa con su madre que en un país extranjero.
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-AG
Traducido por Alejandra Rodríguez