Venezuela ha anunciado el cese de su criptomoneda petro, un activo digital introducido por el presidente Nicolás Maduro en 2018. El petro pretendía eludir las sanciones de Estados Unidos, pero no logró imponerse y se vio envuelto en acusaciones de corrupción. La única plataforma de negociación del petro, la Plataforma Patria, cerrará todas las criptocarteras el 15 de enero, convirtiendo los petros restantes en bolívares, la moneda local en dificultades.
Lanzado a bombo y platillo, el petro estaba respaldado por las reservas de petróleo de Venezuela y su precio inicial era de 60 dólares por unidad. La visión de Maduro era que el petro facilitara nuevas formas de financiación internacional. Sin embargo, la adopción generalizada nunca llegó a materializarse, ya que los ciudadanos consideraron que la criptomoneda era difícil de usar y algunas agencias de evaluación de riesgos la calificaron de «estafa».
Los esfuerzos por impulsar el uso del petro incluyeron el pago obligatorio de servicios estatales como el combustible y las tasas de pasaporte, pero su aplicación siguió restringida en gran medida a determinadas operaciones estatales como el pago de impuestos. La presión del gobierno para que los bancos mostraran los saldos tanto en bolívares como en petros no contribuyó a aumentar su utilidad.
La Plataforma Patria, utilizada predominantemente para los subsidios del gobierno, sólo permitía el intercambio de petros por bolívares mediante un sistema de subastas. A pesar de estas medidas, la adopción del petro siguió siendo limitada, lo que llevó a su desaparición oficial declarada por la plataforma privada CryptoLand Venezuela.
El golpe final al petro fue un escándalo de corrupción relacionado con irregularidades en la gestión de fondos de operaciones petroleras con criptoactivos. Este escándalo provocó la dimisión del ministro de Petróleo, Tareck El Aissami, y la detención de varios funcionarios, incluida la alta dirección del cripto regulador Sunacrip. También provocó una represión de la minería de bitcoin en Venezuela, donde se han utilizado popularmente otras criptomonedas como cobertura contra la hiperinflación y la devaluación del bolívar.
Según una encuesta de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo de 2022, el 10,3% de los venezolanos poseía criptomonedas, porcentaje superior al de EE.UU. y el Reino Unido. El fracaso del petro subraya las complejidades y los retos de introducir una criptomoneda respaldada por el Estado en un entorno económico y político volátil.