China está intensificando sus esfuerzos en inteligencia artificial, aprobando recientemente 14 Grandes Modelos Lingüísticos (LLM) para uso público, lo que indica una floreciente fiebre del oro de la IA en el país. En total, el gobierno chino ha aprobado más de 40 modelos de IA en los últimos seis meses.
Desde que comenzó este proceso, Baidu, al que a menudo se compara con el “Google chino”, está a la vanguardia con su competidor ChatGPT, Ernie Bot, que cuenta con más de 100 millones de usuarios y afirma estar a la par con el GPT-4 de OpenAI. El panorama competitivo incluye grandes empresas como Huawei, Xiaomi y Bytedance, cada una de las cuales desarrolla tecnologías de IA propias. Las ambiciones de Bytedance en materia de IA han suscitado controversia, sobre todo por su convertidor de voz con IA, que puede dar lugar a un uso indebido.
En China, el desarrollo de la IA se enfrenta a obstáculos únicos, como las estrictas normativas gubernamentales que exigen la adhesión a los valores socialistas y la evitación de temas políticamente delicados. Esto ha llevado a que los modelos de IA evadan o reformulen las respuestas a determinadas preguntas, sobre todo en relación con el estatus de Taiwán. En respuesta, Taiwán ha iniciado su propio proyecto de IA, Taide, con el objetivo de conseguir un modelo desprovisto de sesgos políticos chinos.
Las restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de semiconductores avanzados a China representan un obstáculo importante, ya que pueden dificultar la capacidad de las empresas chinas para desarrollar modelos sofisticados de IA. Estas tensiones geopolíticas subrayan las complejidades a las que se enfrenta la ambición de China de emerger como potencia de la IA en medio de una rivalidad tecnológica mundial.