El acercamiento de OpenAI al consejero delegado de Databricks, Ali Ghodsi, sugiere posibles cambios en la dinámica del consejo, que reflejen la evolución de los debates de la industria de la IA y los objetivos de la empresa.
El mes pasado, Adam D’Angelo, de OpenAI, se puso en contacto con Ali Ghodsi, consejero delegado de Databricks, para un posible puesto en el consejo, a pesar de la postura opuesta de Databricks sobre el desarrollo de la IA. Este movimiento insinúa posibles alteraciones en el consejo y retos para el director general de OpenAI, Sam Altman. Altman, recontratado en noviembre tras un breve despido, navega por una compleja dinámica entre los objetivos lucrativos de OpenAI y su mandato sin ánimo de lucro.
La iniciativa de D’Angelo coincide con el objetivo de la organización sin ánimo de lucro de minimizar los daños sociales relacionados con la IA. OpenAI, valorada en 86.000 millones de dólares y con unos ingresos mensuales de más de 130 millones de dólares, lidia con la dicotomía de su misión sin ánimo de lucro y la expansión de su rama con ánimo de lucro, incluidos los posibles aumentos de financiación y los avances de la IA. El consejo, que incluye a D’Angelo, Summers y Taylor, también está considerando a otros candidatos como Alexandr Wang, de Scale AI, y Nat Friedman, antiguo ejecutivo de Microsoft.
En medio de estos acontecimientos, la empresa estudia cambios estructurales para alinear sus entidades sin ánimo de lucro y con ánimo de lucro, posiblemente imitando modelos como el de la Fundación Lego. Estos cambios pretenden equilibrar la generación de beneficios con objetivos más amplios de seguridad y accesibilidad de la IA, una tarea difícil para una empresa a la vanguardia de la innovación y el éxito comercial de la IA.