OpenAI, ha revocado recientemente su política, permitiendo ahora el uso de su tecnología con fines militares y bélicos. Esta decisión supone un cambio significativo respecto a su postura anterior, que prohibía explícitamente tales aplicaciones. El cambio, del que informó por primera vez TheIntercept, entró en vigor el 10 de enero y desde entonces ha suscitado un amplio debate y preocupación.
La alteración de la política refleja la naturaleza dinámica de las políticas de las empresas tecnológicas, que a menudo evolucionan junto con sus productos. Las iniciativas anteriores de OpenAI, como la introducción de modelos GPT personalizables con estrategias de monetización, requirieron actualizaciones similares de la política. Sin embargo, la transición de una postura no militar a la aceptación de posibles usos militares y bélicos es especialmente polémica.
A pesar del intento de aclaración de OpenAI, afirmando que sigue existiendo una prohibición general de crear armas, la eliminación de los usos militares y bélicos de la lista de usos prohibidos indica una mayor apertura a las aplicaciones militares. Esto plantea interrogantes sobre el alcance y la naturaleza de dichos usos, sobre todo teniendo en cuenta la amplia gama de actividades de los militares más allá del armamento.
Las posibles aplicaciones positivas de la tecnología GPT, como el análisis de amplios documentos sobre infraestructuras para mejorar la planificación, son evidentes. Sin embargo, la decisión de eliminar totalmente las restricciones militares y bélicas ha provocado críticas a OpenAI por atender potencialmente a clientes y aplicaciones militares.