De acuerdo con un estudio de Finder, de la cantidad de inversionistas que hay en el país –que no supera al 1% de la población nacional– el 11% son mujeres mientras que el 14% son hombres.
Una de las razones que explica esta diferencia es la brecha de género que impacta en los salarios de las mujeres. Ellas ganan 14% menos que los hombres en el mismo puesto, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La OCDE también menciona que casi el 60% de las mujeres en edad laboral en México tienen trabajos informales, baja protección social, alta inseguridad y baja remuneración.
En entrevista con Contxto, Mario Valle Reyes, que fundó y está a cargo del fondo Altered Ventures e Investor Camp, explica que la aversión nacional a invertir se debe a un miedo cultural. “Muchas personas creen que el mercado bursátil está lleno de personas con una ética cuestionable”, asegura.
“Por ello, es importante tomar decisiones y no depender de nadie más, debes de ser la persona que maneje tus propias inversiones”.
En el caso de las mujeres, que en México suelen ser quienes menos remuneración perciben por realizar labores del hogar, este tipo de oportunidades puede ayudarles a obtener mayores ingresos adicionales.
Además, varios estudios afirman que las mujeres tienden a ser mejores inversionistas bursátiles. Por ejemplo, el estudio Fidelity Investments’ 2021 Women and Investing Study asegura que las inversionistas superaron a los hombres en 0.4% en términos de retornos positivos en un análisis de desempeño anual durante 9 años.
Sin embargo, asegura Valle Reyes, “no todas se lo creen”.
Más mujeres inversionistas
Con estas cifras en mente, Valle Reyes creó Investor Camp, una iniciativa de educación y entrenamiento para inversionistas principiantes en el mercado bursátil. Cuenta con el apoyo de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) de México y desde hace tiempo, Investor Camp ofrece talleres de inversión exclusivos para mujeres.
Investor Camp también es un reflejo de lo que ocurre a nivel macro en términos de inversionistas, ya que en promedio menos del 20% de sus participantes son mujeres.
Sin embargo, cada vez se está buscando incentivar la participación femenina. Diana Delfín es un gran ejemplo de inversionistas mujeres. Al ser diagnosticada con daño progresivo en las articulaciones y buscar un trabajo remoto, entró al mundo de las inversiones. Ahora, además de tener un trabajo fijo, tiene ingresos extras en el mercado bursátil, y tras un año de invertir sus ganancias han incrementado un 37%.
Por otro lado, a México y en toda América Latina están llegando cada vez más iniciativas como Investor Camp (sus cursos son para toda habla hispana), brokers e instituciones financieras que ofrecen productos y servicios para invertir fácilmente.
Tal es el caso de Trii, la fintech colombiana que recientemente abrió una sección para que sus usuarios puedan invertir en empresas globales. Este es un claro ejemplo de plataformas que permiten que cualquier persona pueda invertir.
Valle Reyes afirma que el mercado bursátil ha demostrado ser un instrumento que, a largo plazo, ha dado resultados para poder crear riqueza, proteger patrimonio, y complementar ingresos en el corto y mediano plazo, incluso para el retiro. No debería haber razón por la que las mujeres no aprendan a utilizarlo.
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