Fundada en 2016 por Andrea Campos, Yana es una aplicación que ofrece una solución tecnológica que brinda apoyo y recursos para la salud mental de manera accesible en Latinoamérica.
Campos creó una versión del chatbot para probarlo con un pequeño grupo de personas. Después de una exitosa fase piloto, buscó financiamiento a través de crowdfunding para llevar la idea al siguiente nivel.
La primera financiación llegó de inversionistas ángeles a principios de 2020, brindando el impulso necesario para expandir el alcance de Yana. La aplicación se lanzó en marzo de 2020, justo cuando la pandemia global comenzaba a obligar a las personas al aislamiento.
Durante las primeras fases de la crisis de COVID-19, los impactos significativos en la salud mental se hicieron evidentes a medida que las poblaciones en América Latina y el Caribe (LAC) y en todo el mundo enfrentaron interrupciones sin precedentes en sus vidas diarias, estudios y trabajo. Entre marzo y abril de 2020, los niveles registrados de ansiedad y depresión en la población general aumentaron en casi todos los países de la OCDE, lo que destacó la necesidad crítica de soluciones.
Sumida en un laberinto oscuro desde la infancia, Andrea combatía a diario con monstruos invisibles: enemigos difíciles de derrotar que se ocultaban en las sombras, retorciéndose en los recovecos más íntimos de su mente , robándole poco a poco la esperanza y el color del mundo exterior. Durante años, la joven empresaria navegó por la bruma espesa de tratamientos psiquiátricos, como una náufraga en un océano implacable.
Buscó en médicos, gurús, y pastillas como una especie de tabla de salvación que pudiera rescatarla del abismo insondable que le provocaban la ansiedad y la depresión. Pero a menudo se encontraba dando vueltas en un círculo vicioso, donde cada esfuerzo para sanar parecía sólo intensificar su padecimiento.
Fue entonces, después de un peregrinaje que desafió la cordura y el tiempo, cuando por fin tropezó con una combinación de terapia cognitivo-conductual y medicamentos que su vida comenzó a recobrar los colores que una vez le fueron robados, y los monstruos que habitaban en su mente se disolvieron en la luz de un nuevo día.
Inspirada por su propia experiencia, Andrea decidió crear Yana como un proyecto personal para ayudar a otros que enfrentaban problemas similares.
“Batallé mucho para encontrar el tipo de ayuda que yo necesitaba, tardé específicamente 14 años. Y después, cuando me topé con el teléfono inteligente, me hizo mucho sentido una asistencia remota por este medio. Coincidió con que yo ya llevaba más o menos año y medio aprendiendo programar. Ahí se me ocurre: ‘¿cómo puedo juntar lo que estoy viendo en terapia y lo que estoy aprendiendo de programación para hacer algo que a mí me funcione para lidiar con mi siguiente episodio?’”, explica la emprendedora en exclusiva para Contxto.
Con Yana no estás solo: de la idea a la realidad
El nombre Yana, que significa «You Are Not Alone» (No estás solo) por sus siglas en inglés, refleja su esencia. No se trata sólo de un chatbot; “es una revolución en la forma en que las personas pueden acceder al apoyo emocional y terapéutico”, aclara Andrea.
“Yana comenzó como una solución para mí. Así que al principio la estructura era bastante sencilla. Empecé utilizando un lenguaje de programación llamado JavaScript, específicamente con el framework de React para el frontend. Y para el backend, estaba trabajando con Node.js”, detalla, la CEO y fundadora de la startup.
Hoy, la plataforma se basa en la inteligencia artificial para brindar conversaciones significativas que abordan una variedad de desafíos mentales y emocionales. Con usuarios reactivos que buscan respuestas inmediatas y usuarios proactivos que buscan un crecimiento constante, Yana abarca un espectro completo de necesidades.
Yana ha logrado un crecimiento explosivo desde su lanzamiento oficial. Hasta la fecha, ha acumulado más de siete millones de usuarios y ha atraído más de USD$1.8 millones en inversiones, incluyendo una inversión inicial de USD$315,000 de Magma Partners, Hustle Fund y 500 Startups, y una ronda posterior de USD$1.5 millones liderada por el fondo ALLVP en junio del año pasado.
Por una posibilidad del cuidado para todos
Uno de los aspectos clave de la misión de Yana es democratizar el acceso a la atención en salud mental en América Latina, donde la estigmatización en torno a estos problemas sigue siendo una barrera importante. “La aplicación Yana ofrece un espacio seguro donde las personas pueden comenzar a hablar sobre su salud mental, lo cual reduce las barreras para buscar ayuda profesional”, enfatiza Andrea Campos.
Antes de la pandemia, América Latina ya enfrentaba una carga significativa de trastornos mentales y por uso de sustancias.
Los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) por trastornos de salud mental por cada 100,000 habitantes en los países de la región eran en promedio de 1,815, con naciones como Brasil, Guyana, Chile, Paraguay y Surinam superando los 2,000 AVAD por cada 100,000 habitantes, de acuerdo con el Health at a Glance: Latin America and the Caribbean 2023, un informe de la OECD.
La cobertura de tratamiento para trastornos de salud mental, especialmente para la psicosis, también era insuficiente en muchos países de América Latina. Por ejemplo, Costa Rica lideró la región con una tasa de cobertura del 8.6%, mientras que países como Colombia, Chile y Ecuador quedaron rezagados con tasas por debajo del 3%.
Yana ha abordado esta brecha cultural con determinación, creando una plataforma que educa y genera conciencia sobre la importancia de cuidar nuestra salud mental, a través de un modelo de suscripción y compras dentro de la aplicación. Esta estrategia única busca equilibrar la necesidad de generar ingresos sostenibles mientras sigue proporcionando apoyo gratuito a quienes no pueden pagar.
Yana ha establecido colaboraciones valiosas con otras empresas y startups que comparten su visión de la salud mental. Estas alianzas estratégicas buscan ampliar el alcance de la plataforma y fortalecer su impacto en la comunidad global.
A través de la tecnología, la educación y la empatía, Yana busca crecer en el futuro de la mano de inversionistas, para allanar el camino que genere una revolución en la forma en que abordamos la salud mental.
“Actualmente, nuestra estrategia de financiamiento está enfocada en una extensión de la ronda de semilla que planeamos llevar a cabo en el próximo mes. Esta extensión está diseñada para proporcionarnos alrededor de 18 meses de capital operativo. Nuestra intención es usar este tiempo para experimentar y ajustar nuestro modelo de negocio”, explica la emprendedora.
Durante los siguientes 18 meses, Yana planea una ronda de Serie A para hacer varios cambios en su estrategia de monetización, incluyendo la determinación del número ideal de características que deberían ofrecer, así como ajustes a su modelo de precios.
“Buscamos encontrar ese ‘punto dulce’ que nos permita maximizar tanto la retención del usuario como la rentabilidad”, concluye Andrea.