CEOs de dos prometedoras healthtech de América Latina, Examedi y Prosperia, nos compartieron su opinión sobre Elizabeth Holmes, recientemente condenada a 11 años de cárcel por el caso Theranos, startup que prometía revolucionar la salud mundial y que resultó ser un fraude.
Aunque el caso Theranos es conocido desde mucho tiempo, desde que un artículo en 2015 del periodista John Carreyrou sembró dudas sobre la efectividad de su tecnología, por la misma época en que esta healthtech tenía una valoración de US$10 mil millones, recientemente se cerró un capítulo: Elizabeth Holmes —su fundadora, «la nueva Steve Jobs» y rostro de elogiosas portadas de revistas de negocios— fue condenada a 11 años de prisión.
El caso, que el mismo periodista terminó profundizando en el libro «Bad Blood», se masificó al llegar a las noticias y la televisión, en especial por la serie «The Dropout», que en LatAm la tiene la plataforma Star+.
Dos CEOs y founders de startups de salud de la región accedieron a compartir su opinión sobre el caso y sobre el rol de las healthtech.
Ian Lee
CEO de Examedi
[El caso Theranos] es una mancha grande en el mundo del levantamiento de capital y que le hace un flaco favor a las nuevas ideas. Aún así, a nosotros nunca nos ha significado un comentario. Somos muy distintos. No innovamos en salud como tal, pero sí en logística para acercarla a los pacientes de manera simple, rápida, ágil y accesible.
¿Deben tener estándares mayores de transparencia y responsabilidad social?
Absolutamente, y ya es así. No sabemos a ciencia cierta si es específicamente por este caso, pero todo lo que se relacione a salud siempre debe tener los controles de calidad más estrictos. Se está tratando con personas y con familias. Entendemos esa responsabilidad y sentimos que el mundo de la tecnología y la salud también.
Examedi es una healhtech con presencia en Chile y México dedicada a hacer análisis clínicos y otros servicios médicos a domicilio. En junio pasado cerró una Serie A por US$17 millones, ronda que lideró General Catalyst.
Cristina Campero
CEO de Prosperia
Primero que nada, me gustaría establecer que sin duda lo que hizo Elizabeth Holmes estuvo mal, resultado en pérdida de billones de dólares y, más importante, puso en riesgo la vida de miles de pacientes con resultados de laboratorios falsos.
Sin embargo, creo que hasta cierto punto (mucho más limitado claro) el «vender humo», «fake it until you make it», prometer a clientes e inversionistas features que apenas están en desarrollo, es parte del inicio de toda startup y es en parte papel de los clientes, inversionistas y agencias regulatorias controlarlo.
Adicionalmente, creo que es injusto juzgar a Elizabeth Holmes sin considerar su contexto. Creo que por su edad, género y la promesa de una idea tan disruptiva se omitieron muchos de estos controles por parte de sus inversionistas, clientes y equipo y al ser puesta en tal spotlight (la billonaria mujer más joven de la historia, capaz de disrumpir la industria de salud) se le impuso una presión excesiva que le hizo imposible frenar la inmensa bola de nieve que había creado.
Por último, creo que en el fondo siempre tuvo una ingenua convicción que lo iban a lograr, que la tecnología avanzaría y que el fraude y las mentiras eran un medio temporal para lograr revolucionar la industria de la salud y ayudar a muchos pacientes.