El panorama fintech que dejó el Startup Latam Fest 

“El panorama fintech de Latam contado por sus protagonistas” fue el conversatorio inaugural del Startup Latam Fest, evento que organiza el medio chileno Startups Latam. Moderado por la cofundadora de CobranzaOnline.com, Belén Sanguinetti, trató sobre los desafíos y oportunidades para las tecnologías financieras de la región.

Comenzó puntual (10.20 a. m.) y las sillas se ocuparon a medida que los asistentes dejaban la larga fila del foodtruck de café al que presumiblemente acudieron para capear el frío que, junto a una llovizna, sorprendió a muchos siendo que Santiago está en plena primavera. Es probable que la situación haya comprometido parte de la asistencia al evento.

 

El evento fue en la Casona Santa Rosa de Apoquindo, comuna de Las Condes. (Foto: Paula Domínguez Sarno)

“Ha aumentado en un 85% la cantidad de empresas fintech en menos de dos años”, partió diciendo Sanguinetti, en referencia a Chile, para luego presentar a los panelistas. 

Uno es Maurizio Oneto, Chief Experience Officer de Global66, el conjunto chileno de servicios tecnológicos financieros para personas y empresas que, según dice, “tiene una facilidad de uso muy superior a la de los servicios financieros que existen hoy”. Compartió un “dato freak” sobre el sector, algo que luego imitarían los demás panelistas. El suyo fue sobre la bancarización en la región: “El ratio entre habitantes y cantidad de bancos en EEUU versus LatAm, en EEUU es 35 veces más grande. Es decir, hay 35 veces más bancos por persona en EEUU que los que hay en LatAm”.

A su lado estaba Sebastián Romero, el joven fundador de BucksApp, fintech paraguaya que da soluciones de tecnología de datos a entidades financieras. Es la que está en etapa más temprana de las del panel, aunque ya trabajan con cuatro entidades financieras, una de ellas con más de 80 mil clientes. “Un dato interesante que aplica a nosotros: hoy en día los bancos en general tardan cuatro a seis meses en integrarse con un proveedor, que es muchísimo tiempo y nosotros apuntamos a hacerlo en un mes y medio”, comenta Romero.

El tercero es el argentino Juan Fantoni, CCO y cofundador de Pomelo, empresa argentina de infraestructura financiera y emisión de tarjetas recientemente nombrada una de las startups más prometedoras del mundo.  “Tengo un gran cliente en la punta”, dice apuntando a Oneto, entre risas. “Y un potencial cliente acá, que lo estamos tratando de convencer, que todavía no ha lanzado tarjeta”, añade en referencia al cofundador de Xepelin. Su dato curioso es que “hicieron una encuesta y la gente prefería ir más al dentista que al banco”. Reflexionó que es mucho lo que le queda a los bancos por mejorar y a las fintech por compensar. 

Completa el panel Nicolás de Camino, uno de los fundadores de la startup chilena Xepelin, plataforma SaaS para que las empresas puedan organizar su información financiera en tiempo real. Apuntando a los foodtrucks del evento, dice: “Por ejemplo, ellos están vendiéndole a las personas. Nosotros estamos tratando solucionar el problema de los proveedores que les están vendiendo a ellos”. Su dato curioso: “En B2B no hay aún una compañía dominante en Latinoamérica, pero la cantidad de plata y cobros es como ocho veces más grande que en otros segmentos”.

Barreras y oportunidades

 

Sebastián Romero (BucksApp), Belén Sanguinetti (CobranzaOnline.com), Juan Fantoni (Pomelo) y Nicolás de Camino (Xepelin). (Foto: Paula Domínguez Sarno)

A veces las empresas tecnológicas crecen y atraviesan orgánicamente las fronteras de la región, sin embargo, hay quienes plantean desde el momento de la primera idea tener un impacto mundial o Latinoamericano. ¿Cuándo internacionalizarse? ¿Cuáles son las barreras de entrada? ¿Qué pasa con las regulaciones? ¿Hay tiempo para esperar en materia fintech?

Xepelin pensó en otros mercados desde un inicio. Por las similitudes de Perú y Colombia en temas financieros, dice de Camino, lo natural es partir por ahí y de sur a norte y así “ir subiendo”. Sin embargo, hablando con inversionistas extranjeros, estos les dijeron que se saltaran estos países y se fueran directo a México. 

Desde el punto de vista de ellos, explica de Camino, lo importante era el tamaño del mercado. “Al final del día tenían razón”, reflexionó. “Si nosotros nos hubiésemos ido a Perú, probablemente hubiéramos perdido tiempo”. Su mercado nunca habría superado al chileno, en cambio, después de dos años, México ya es del tamaño de Chile. “Y probablemente va a ser cinco veces más grande en cinco años”.

Juan Fantoni de Pomelo (que opera en Argentina, Brasil, México, Colombia y Perú) saca el foco del tamaño del mercado y lo pone en las regulaciones del modelo fintech: “La buena noticia es que es muy escalable: puedes irte de un país a otro muy fácil. La mala: tienes una regulación distinta en todo LatAm”. El problema de esto es que las burocracias de muchos países de la región demoran más de 18 meses, incluso dos años. “En modelo startup, en modelo tecnología, esperar dos años para algo es casi inviable”, sostiene.

Da como ejemplo el caso europeo, en el que solo hay una regulación: “Lanzas una fintech en España y te puedes ir a 10 países el mes siguiente, con la misma regulación”. La pregunta queda abierta: ¿podríamos avanzar hacia algo así como un Banco Central Latinoamericano? 

Parte de los servicios de Pomelo es “regulation as a service”, es decir, cuando una fintech quiere lanzar un producto, la startup argentina ofrece licencias para operar en los distintos países. Juan Fantoni espera que con esto caminemos hacia un escenario similar al de Europa.

Maurizio Oneto, quien comparte la visión del escenario internacional expuesto por sus co-panelistas, hace un llamado a “no resistirse a la regulación”. Y sostiene que es esperable que en la región estemos en etapas tempranas en materia legislativa. 

De las cuatro empresas, la única que no está sujeta a regulaciones de entrada es BucksApp. Aunque según explica Sebastián Romero, la negociación con los bancos es lo más complicado. Han debido crear sistemas de anonimización de datos con IDs para poder funcionar y ese diálogo es largo. Sin embargo, concluye que sea cual sea la puerta de entrada a un país, esta puede ser una oportunidad: “Mientras más alta es la barrera de entrada, más alta es para la competencia”.

 

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