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Contxto – Cuando viví en Lima me di cuenta de cuán presente está la experiencia del ecoturismo en comparación con México. Viajé a muchos lugares escondidos a los que no hubiera podido llegar sin la guía local apropiada.
Gasté una buena suma de dinero sin exceder mi presupuesto en una compañía de turismo súper grande y famosa. A cambio recibí grandes experiencias.
No quiero decir que el negocio del turismo normal esté mal, es solo que la forma de hacer las cosas a la antigua tiene sus desventajas.
Las pequeñas agencias con las que tuve la oportunidad de viajar parecían tener muy buenos acuerdos con los lugareños, en lugar de usarlos como una herramienta de entretenimiento. Viajamos en grupos pequeños y a los locales les entusiasmaba que consumiéramos sus productos. Todo el arreglo me pareció un emprendimiento social y me dejó preguntándome por qué no es más popular.
El ecoturismo es una tendencia que ha crecido entre los países, especialmente en América Latina. ¿”Cómo así?”, te preguntarás. Pues bien, es porque el eco-turismo se destaca del turismo normal de las siguientes maneras:
- Consume poca energía y agua
- No recurren al outsourcing
- Trabajan con lugareños que conocen el lugar y a las personas
- Hacen alianzas justas con las reservas naturales y sus comunidades
- Educan a los turistas sobre el entorno con respeto y admiración
Pero ya en serio, ¿por qué debería importarme el eco-turismo? Bueno, de acuerdo con la Asamble General de las Naciones Unidas, hacer cosas como esta podría crear una economía circular sostenible.
Además, la Organización Mundial del Turismo nos dice que el ecoturismo representa el seis por ciento del PIB mundial. Solo en América Latina y el Caribe se encuentra el cincuenta por ciento de la biodiversidad del mundo, de acuerdo con Americas Quarterly.
Este tipo de turismo no es nuevo en Europa, pero afortunadamente, está comenzando a tomar forma en América Latina. Con tanto en juego, lo mínimo que podemos hacer es investigar un poco y encontrar soluciones. Te queremos a ti, emprendedor.
¿Qué cosa es una startup de ecoturismo?
Está claro que todos los países son diferentes. La priorización del turismo por parte del gobierno afecta directamente al desarrollo económico. Pero el emprendimiento social es especialmente importante porque puede redefinir lo que significa un “buen negocio”.
Por lo tanto, encontrar inversionistas que valoren el impacto social es fundamental para poder guiar a los emprendedores y navegar por el camino de tener éxito en el negocio y hacer cosas buenas. Incluso si el gobierno no nos ayude directamente.
¿Qué te parece si definimos una ONG y un emprendimiento social?
Ambos no se excluyen mutuamente. De hecho, el emprendimiento social se puede encontrar en ONGs, dado que ambos pretenden encontrar soluciones a un problema social.
Pero el emprendimiento a menudo tiene un enfoque más a favor de la rentabilidad que podría conducir a la creación de un proyecto o startup. Alinear soluciones entre el problema social y crear uno para posibles clientes.
Pero otro problema se vuelve evidente si una startup se crea con esta base: no todos están dispuestos a pagar por un servicio tan rústico y especializado.
“¿Por qué pagaría por algo que puedo conseguir más barato con una organización benéfica?”
Si bien las ONGs no necesariamente tienen una responsabilidad hacia aquellos que donan, las startups necesitan asegurarse de que una economía circular funcione sin problemas. Además, las startups sociales no pueden vivir de la recaudación de fondos. Deben llamar la atención de los capitalistas de riesgo (VC) para venderles la idea, ejecutarla y comenzar a hacer dinero.
Steve Moilanen -emprendedor social y creador de Solstice, una empresa de energía renovable costeable- dice que el no poder comprender la diferencia financiera entre ambas es parte de la razón por la que el emprendimiento social no ha prosperado de forma eficiente.
Estas son las malas noticias
Hay un aspecto que no hemos discutido; ¿es posible que el emprendimiento social se está aprovechando del deseo de los consumidores de hacer el bien? ¿Es el consumo el equivalente a preocuparse por hacer el bien?
Bill Gates llega al rescate diciendo que “a veces las fuerzas del mercado no generan ningún impacto (…) no porque no haya demanda (…) sino porque no invertimos suficiente tiempo al estudio de las necesidades y requerimientos del mercado”.
Al hablar sobre turismo, no se trata de sentir culpa por no haber tomado mejores decisiones en el pasado, sino de estar conscientes de que necesitamos “estrategias de crecimiento global, y es importante que sean impulsadas por la inversión privada y el emprendimiento. El objetivo no sería la caridad, sino un interés mutuo en construir más polos de crecimiento”, de acuerdo con Robert Zoellick.
Yo considero que esta posición es totalmente aplicable al turismo. He visto con mis propios ojos cómo el emprendimiento social en el turismo sí es rentable y con la inversión adecuada, puede crear una empresa exitosa.
Empresas como Olas verdes de Costa Rica. Fue la primera compañía social relacionado con el turismo en recibir más de veinte certificados en Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental (LEED) en América Latina.
Olas Verdes le muestra al consumidor cómo sus tarifas impulsan a los agricultores, escuelas y biodiversidad local. No dependen de los cambios estacionales, porque las ganancias se invierten en nuevas habilidades para mejorar las capacidades de todos a largo plazo.
Pero entonces, ¿que tiene de malo el turismo normal? ¿no estoy ayudando también?
De seguro ahora estás pensando, ¿que tiene de malo el turismo normal?
Pues bien, querido lector, la falta de concientización sobre los múltiples problemas que afectan, no solo a los turistas, sino a las comunidades locales es lo que hizo un cambio importante. Ceballo-Lascuráin, arquitecto ambientalista mexicano y consultor de ecoturismo, fue el primero en abordar la duda que algunos turistas comenzaron a tener: ¿el ecoturismo no es solo un nuevo nombre para una actividad vieja?
Lo que podríamos llamar turismo “tradicional” normalmente solo hace declaraciones públicas sobre sus métodos “socialmente responsables”, sin demostrarlo de verdad, compitiendo con economías locales e incluso generando ganancias a través de la explotación de reservas naturales.
Entonces no se trata únicamente de la experiencia y dejar al turista con la conciencia tranquila porque hicieron un buen trabajo y contaminaron menos.
También se trata de cuán rentable se puede volver el mercado, incluso durante los inestables cambios estacionales. Crear un crecimiento económico, llenar vacíos en los servicios existentes, reinvirtiendo las ganancias en la economía local y acelerando en una etapa posterior la estrategia y los servicios financieros por debajo de la financiación de préstamos a tasa de mercado.
Como mencioné anteriormente, una startup de ecoturismo debería estar consciente de cuánto daño causado por el turismo masivo les está ahorrando a las áreas locales. Esta concienciación incentiva a los inversionistas a apoyar causas sociales.
Todos amamos viajar, la próxima vez ¿por qué no investigas un poco sobre empresas sociales que practiquen el ecoturismo? Ayudas a tu economía y a la de otros y no solo sentirás que regalaste tu dinero. ¡Todos ganan!
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-IvP
Traducido por Alejandra Rodríguez