Coach de CEOs: el arma secreta de empresas tecnológicas que ya usan algunas startups de LatAm 

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Los CEOs de Silicon Valley suelen tener un coach que guía sus pasos hacia el crecimiento exponencial de su empresa. En América Latina también se estila, aunque es menos usual. De sus beneficios hablan aquí startups y coaches de la región.

Steve Jobs, uno de los de los emprendedores más icónicos del mundo tecnológico, no logró sus hazañas en solitario. Lo hizo acompañado de un equipo de co-fundadores, Steve Wozniak y Ronald Wayne, y un coach que lo guió a tomar decisiones: Bill Campbell. 

Campbell fue directivo de alto nivel en GO Corp., Intuit, Clarit y la Universidad de Columbia. Pero es más recordado por ser guía de un puñado de fundadores de empresas tecnológicas. Su éxito en esa esfera lo llevó a ser conocido simplemente como “el coach de Silicon Valley”,

“A la gente le encanta hablar de Steve Jobs, pero hay un montón de tipos que estaban con él”, dice José Benguria, un coach chileno que ha trabajado con varios empresarios y fundadores de startups latinoamericanas (Benguria personalmente prefiere el nombre consultor, porque dice que coach está muy manoseado).

Campbell, cuyos consejos fueron vitales además para fundadores Google y YouTube, fue el mejor secreto guardado de Silicon Valley, dice la coach de negocios Claudia M. Sheppard, quien recomienda a los emprendedores leer Trillion Dollar Coach, el libro que cuenta su historia. 

Mientras que en EEUU es común que los fundadores de startups tengan un coach, en el mercado de latinoamericano aún es poco usual. “Siempre vamos un poquito atrás que EEUU, pero veo claramente que en tres o cuatro años en Latinoamérica [tener un coach] sea mucho más masivo”, pronostica Sheppard, quien reside en San Diego, California.

Un CEO de una fintech latinoamericana que prefirió guardar su identidad es uno de esos emprendedores de la región que han recurrido a coaches de manera permanente. Cuenta que una vez que su startup tomó tracción y aumentó considerablemente en número de clientes su tarea pasó de construir un buen producto a construir una compañía: allí surgió la necesidad. 

“Hay CEOs o fundadores a los que no les gusta esa transición y hay otros que sí. Pero no tenemos las capacidades, no tenemos la habilidad suficiente y no sabemos cómo hacerlo”, dice. Reconoce que además lo buscó porque el trabajo del CEO suele ser solitario.

Este CEO tiene una sesión de una hora semanal con un coach, que es latinoamericano como él. Cuenta que le funcionó tan bien que le abrió la puerta a más gente de su compañía que quisiera tomar su asesoría. 

“Empezó a pasar algo muy interesante: todos los lunes al hablar con él estoy hablando con mi startup porque él sabe lo que está pasando, tiene información que yo a veces no tengo”, confesa.

El CEO además sumó un segundo coach el último año, ahora de Silicon Valley. Hay una historia detrás. En 2018, alguien le recomendó un libro que se llama The Great CEO Within. “Es un librazo y ahí conocí a [su autor ] Matt Mochary y vi de quién era coach y dije ‘ojalá algún día lo conozca’. 

Cuatro años después, tras recibir su startup inversión de uno de los mayores VC del mundo, se lo presentaron. “No lo podía creer”, dice.

Mochary se ha posicionado en la última década como coach de CEOs de startups más prometedoras y que han levantado millones en capital de riesgo. Entre sus pupilos se encuentran fundadores de Coinbase, Brex, Opendoor, Robinhood y OpenAI, empresa detrás del famoso ChatGPT.

El CEO lleva ya un año siendo guiado por Mochary, hablando dos horas una vez al mes. “Te obligas a ser más sistemático, a parar un poco y a mirar estratégicamente”, comparte. 

Mochary dijo el año pasado en una entrevista con FastCompany: “Cuando hago coaching, mi objetivo es mostrar a la gente cómo crear empresas de éxito masivo, empresas que valgan US$100,000 millones de dólares o más. Yo no he creado ninguna empresa que valga 100,000 millones de dólares o más. Así que soy un fraude».

Más allá de la broma, lo cierto es que la experiencia de Mochary está siendo muy útil para las nuevas generaciones de CEOs de startups. En pleno auge de las puntocom, a finales de los 90, Mochary cofundó Totality, empresa de mantenimiento de servidores y consultoría a minoristas online. Vendió la compañía en su apogeo, cuando estaba valorada en 500 millones de dólares. Luego cayó en picada cuando estalló la burbuja, aunque la empresa sobrevivió y acabó convirtiéndose en Verizon Business.

“Matt es coach de muchos CEOs muy buenos en EEUU entonces él tiene muchos datos de datos de referencia, tiene mucha información histórica que a uno le ahorra tiempo”, afirma el CEO latinoamericano.

Sus dos coaches le han ayudado “a saber lo que no sabe”. Lo desarrolla: “Un coach te puede ayudar mucho en eso. Ese terreno es muy grande y a veces pueden venir insights muy valiosos desde ahí, que uno no espera, que eran puntos ciegos que no sabía que existían”. 

Claudia M. Sheppard, que antes de ser coach trabajó 20 años en en empresas como Fiat y Axtel, describe otras ventajas: “Un coach te va a ayudar a maximizar las oportunidades que te presenta el mercado, te sostiene en los momentos difíciles, te ayuda a ordenarte. También te da una retroalimentación imparcial y una crítica constructiva”.

El CEO dice que sus coaches le han enseñado a pensar estratégicamente. Su primer coach lo ha empujado a tener conversaciones con actores impensables para su startup, como políticos, ministros o gerentes de banco.

Otra startup, un unicornio latinoamericano que prefirió no ser nombrada, dijo a Contxto mediante un representante de comunicaciones que ellos buscaron un coach cuando su expansión a otros mercados fue mayor y, precisamente, necesitaron comunicar sus nuevas aperturas. También dijo que aprovecharon a su coach para conectarse con otras personas del ecosistema para actividades clave en su industria. 

Para qué y cómo encontrar un coach para una startup

Después de haber dado consultoría a alrededor de 300 empresas, José Benguria sabe que buscan su consejo cuando están evolucionando.

“Ante cualquier necesidad, mi mayor contribución a una persona u organización que está emprendiendo es ser una contraparte suficientemente independiente, que ha visto muchas cosas, que tiene distintas visiones”, afirma este coach que ha trabajado como asesor en Endeavor y en Imagine Lab, una organización alineada con Microsoft en Chile. 

Como coach, ha ayudado a los empresarios a “encontrar cuál es su valor único, escuchar, tratar de contrastar, ya sea alternativas o visiones o incluso simplemente depurar una cierta idea o posición”.

Por su parte, Sheppard considera que los fundadores de startups recurren a un coach porque quieren crecimiento personal y eso impacta en sus negocios. Cree que, aunque nadie conoce mejor su negocio que los mismos fundadores, un coach tiene un panorama más abierto y ve oportunidades en puntos que al fundador le pudieran dar ceguera. “Al tener un coach pueden llegar más rápido donde quieren si piden ayuda, se ahorran años de aprendizaje y eso es invaluable”, reflexiona.

Matt Schulman, CEO de una startup de Silicon Valley que asesora a las empresas en el ámbito de compensación a empleados, Pave, entrevistó a más de 300 CEOs de startups en EEUU, principalmente que han sido invertidos por a16z y Y Combinator. Allí, obtuvo algunas luces sobre el trabajo de los coach. En su encuesta identificó que los coaches de CEOs en etapa semilla y Series A ganan una tarifa de alrededor de US$950 por hora, pero los coaches de startups en crecimiento en Series B, C y D ganan US$1.500 dólares por hora. La encuesta arrojó también que los CEO se reúnen normalmente con su coach dos veces al mes en sesiones de 60 minutos.

La elección de un coach debe ser cuidadosa, previene Benguria. “Tiene que ser una persona con vasta experiencia, que haya recorrido ya un camino, que tenga un conocimiento diverso, tiene que ser extremadamente receptivo y ciertamente prudente”. 

El coach, que también es académico, señala que un coach tiene que entender que está al servicio del otro, que no es el protagonista. Por su parte los CEOs, considera Benguria, deben saber que es falsa la creencia de que al pedir ayuda para contrastar se pierde libertad.

 

Imagen principal: Adobe Stock

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