Grin expande operaciones de scooters eléctricos argentinos a San Isidro

Contxto – No sé tú, pero personalmente, Grin me ha mantenido en vilo con tantos cambios recientemente. Primero, se unió con Yellow en junio para crear Grow Mobility. Luego debido a problemas legales, dejó Ciudad de México en julio, solo para reanudar las operaciones en agosto.

Después de un verano caótico, Grin finalmente parece estar recuperando impulso, pero en Argentina. Si bien Grin lanzó sus scooters en la cercana Buenos Aires en mayo, recientemente expandió sus servicios al municipio de San Isidro.

Grin en San Isidro

Gracias a la movilidad sostenible promovida en San Isidro, Grin ahora es parte de la comunidad. Por el momento, es el primer municipio argentino fuera de Buenos Aires que tiene acceso a las soluciones de transporte sostenible de la compañía.

“Grin nos planteó la posibilidad de poner este servicio en San Isidro y después de un estudio de factibilidad nos sumamos a esta tendencia,” dijo el gobernador de San Isidro, Gustavo Posse. “Que además de colaborar para mitigar el impacto ambiental que producen los autos particulares, permite un ahorro de combustible.”

“Vemos que San Isidro tiene mucho potencial para la micromovilidad,” declaró Ivan Amelong, el director general de Grin Argentina. “El monopatín eléctrico llega como una alternativa de transporte limpia, eficiente y divertida que se integra al sistema de transporte ya existente.”

De acuerdo con la Secretaría de Inspección y Tránsito del Municipio, el plan es proporcionar una flota de 450 scooters. Sin embargo, para la etapa inicial, hay 60 estaciones en el circuito. Estarán disponibles en diferentes restaurantes, cafés, y negocios.

“Está pensado para viajes cortos, de aproximadamente 10 minutos, ofreciendo a los usuarios una nueva opción de movilidad que contribuye al desarrollo sustentable de las ciudades.” compartió Amelong.

Prueba de manejo

El sábado pasado, tanto Grin como el municipio de San Isidro ofrecieron una clase de prueba de manejo para la comunidad. Durante el evento, las personas aprendieron sobre los conceptos básicos detrás del uso de los scooters de Grin. Además, se cubrió la seguridad vial y las regulaciones básicas.

“Los monopatines eléctricos son ágiles, cómodos y se usan en las principales ciudades del mundo para realizar viajes cortos (entre 1 y 4 kilómetros) y conectar con el transporte público,” dijo el subsecretario de Espacio Público, Leandro Martin.

“En algunos casos, el monopatín va a sustituir a los automóviles, lo que permitirá descongestionar el tránsito en el distrito, y a su vez, ayudará a emitir menos gases contaminantes al ambiente,” agregó Martin. “Seguimos en la construcción de un San Isidro sustentable”

Durante el evento, los miembros de la comunidad pudieron tener una idea de cómo Grin podría contribuir a su vida diaria.

“Me parece genial, es una alternativa de transporte cómoda y recreativa,” subrayó Hernán Solís, uno de los asistentes. “Lo voy a aprovechar para ir a trabajar durante la semana. Ojalá que otros distritos repliquen esta idea de San Isidro.”

“Es una propuesta innovadora que nos va a permitir trasladarnos en forma rápida en puntos cortos,” agregó Alberto Torres del evento. “Y además, va a descomprimir el tránsito en San Isidro. Los monopatines eléctricos son fáciles de usar, se los recomiendo a todos.”

Regulaciones de Grin

Aunque San Isidro no tiene leyes específicas para este modo de transporte, existen algunas normas de seguridad predefinidas. Al igual que en Buenos Aires, estos incluyen una edad mínima de 16 años para usar los scooters, más una persona por unidad. Además, las luces deben estar encendidas en todo momento durante los recorridos nocturnos.

Además, los usuarios deben conducir dentro de los carriles para bicicletas designados o en el lado derecho de la calle para evitar problemas. Todo el tiempo deben usar un casco y circular a un límite de velocidad de 25 kilómetros por hora.

En términos del precio, desbloquear el scooter costará ARS$15 (US$0.25) y por cada minuto de uso, se cobrará ARS$8.

-CZ

Traducido por Alejandra Rodríguez